Isabel La Católica, una fe testimoniada con la vida

La efeméride del fallecimiento de la Sierva de Dios Isabel La Católica nos pone ante los ojos una fe vivida desde la alta responsabilidad de regentar un país, de implicación directa en la educación de sus hijos y de confirmación del amor de Dios por cada una de sus criaturas en la evangelización de las tierras de América Latina.

La Capilla Real ha sido foco central de las celebraciones que se han desarrollado durante el pasado fin de semana, con motivo de los actos conmemorativos en el 513 aniversario del fallecimiento de la Sierva de Dios Isabel La Católica.

La principal de todas ellas es la Eucaristía de acción de gracias por la vida y obra de la Reina Isabel, que el Capellán Mayor D. Manuel Reyes y Cabildo de la Capilla Real celebraron el domingo 26 de noviembre, aniversario del fallecimiento de la Reina, que tuvo lugar en 1504 en Medina del Campo.

SOBRE ISABEL LA CATÓLICA
Isabel La Católica fue una mujer incomprendida y adelantada para su época. Vivió un tiempo en la que la Iglesia se hallaba muy corrompida, tanto es así que poco después surgiría la reforma de Lutero. Pero supo buscar las personas que podían representar para ella un apoyo en su búsqueda de Dios, y mantenerse firme frente a muchas artimañas y chantajes y mentiras del ámbito del gobierno, de los poderosos de este mundo y de la corte.

Entre esas personas destacan Fray Hernando de Talavera, cuyos trabajos para iniciar una posible causa de beatificación se están llevando a cabo en una Comisión Histórica del Arzobispado en Granada, o la del Cardenal Cisneros, de quien este año se celebra su V Centenario, rodearon la vida espiritual y de gobierno de Isabel La Católica.

Preocupada por la educación de sus hijos, a ellos dedicaba tiempo, pese a que no disponía de él por sus obligaciones y responsabilidades como soberana. Educó a sus hijos en el amor infinito de Dios por cada criatura humana y en una fe inquebrantable.

ISLOTES DE HUMANIDAD
Isabel la Católica, evangelizadora de las tierras de América Latina, “supo ser una buena madre y una buena gobernante que promovió la unidad”, explicó nuestro Arzobispo en la Eucaristía que en su memoria celebró en la capilla del monasterio de San Jerónimo con los Caballero y Damas de Isabel La Católica el pasado día 25. Una Eucaristía concelebrada por el cardenal arzobispo Patriarca de Antioquía y Metropolitano de la Iglesia Católica Maronita, Eminencia Béchara Boutros Raï, de visita privada en nuestra Diócesis.

La tarea de Isabel La Católica fue la de fortalecer los lazos, creando a su alrededor unidad y sembrando bien, porque “somos testigos y objeto del amor y misericordia infinitos de Dios”, indicó Mons. Martínez.

Asimismo, Mons. Martínez habló del “islote de humanidad” que es cada cristiano que lleva esperanza y comunica el amor infinito de Dios allí donde hay sufrimiento, especialmente en nuestro mundo actual tan herido. “Lo que está en peligro en Occidente en estos momentos no es la fe, sino que es la misma humanidad. Cada uno de vosotros, donde estéis, sois un islote de humanidad: un trocito de humanidad buena, un trocito de Cielo en este mundo de pasiones, de miseria y de pecado”.

“Somos un trocito de Dios en medio de este mundo de dolor, de miseria, de sufrimiento, de enfermedad, de muerte. Somos testigos de la vida que esperamos. Y por lo tanto, gestadores de una humanidad bonita, donde estemos”, señaló. Esa humanidad más bonita se hace “poniendo más amor donde no lo hay, poniendo más Dios donde hace falta, pero no con discursos, sino con la presencia”.

Paqui Pallarés

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