En la mañana de ayer, se celebró, como es tradicional en Granada, la festividad del Corpus Christi, con la Eucaristía a primera hora de la mañana y la procesión de la Custodia por las calles del centro de la ciudad.
La Eucaristía se celebró en la S.I. Catedral y estuvo presidida por el Arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez, que estuvo acompañado por sacerdotes, religiosos, seminaristas y el pueblo cristiano de la Diócesis. También estuvieron presentes las autoridades militares de Granada y los niños que han recibido la Primera Comunión este año, así como los representantes y miembros de las Hemandades y Cofradías granadinas.
En su homilía, D. Javier Martínez señaló que el día que se estaba celebrando es «un día especialmente grande para nuestra con unidad cristiana, para el pueblo cristiano de Granada». Y lo explicó diciendo que «todo el misterio del designio salvador de Dios, todo el fruto de esa historia de salvación, de esa historia de amor, que culmina en la buena noticia de la encarnación del hijo de Dios». Asimismo, afirmó que la buena noticia del Evangelio «sigue siendo buena noticia para nosotros hoy en estos comienzos del siglo XXI». «Dios ha querido abrazarnos en nuestra pobre humanidad, en nuestra humanidad tantas veces mezquina, miserable, calculadora, manipuladora… esta humanidad nuestra tan pequeña, tan condicionada por nuestra realidad mortal y pecadora», señaló el Arzobispo.
Además, D. Javier Martínez habló del amor «que nos sostiene en nuestra vida»: «El amor verdadero es una condición tan indispensable para la vida humana, para la convivencia humana, para la construcción de una civilidad humana, de una ciudad humana, como el pan, el agua, o el aire. Una sociedad sin amor es una sociedad que se muere. Y nosotros tenemos el secreto del amor, el don del amor», expresaba Mons. Martínez.
El Arzobispo de Granada habló sobre la procesión que, minutos más tarde, recorrería las calles: «Cuando vamos a sacar el Santísimo Sacramento por nuestras calles lo que estamos acercando a nuestras casas, a nuestras vidas, a nuestras ciudades, a nuestros hermanos ciudadanos», continuaba diciendo D. Javier Martínez, que explicó que era también un gesto de mostrar que «nos sentimos una sola familia, nos sentimos todos hermanos»; y puso el ejemplo de la Gran Peregrinación Mariana celebrada hace unos días en Granada.
Al final de sus palabras, se refirió también a la figura del sacerdote: «Quisiera que todos fuéramos conscientes de que la presencia eucarística, esa fidelidad de Cristo, está vinculada también al ministerio sacerdotal, al ministerio apostólico. Y que le pidamos al Señor no sólo que nos dé sacerdotes, sino que nosotros los sacerdotes podamos aprender del Sacramento de la Eucaristía que también la regla de nuestra vida es justamente la que recordamos cada vez que consagramos el pan y el vino: el dar nuestra vida por la vida del pueblo». Y añadió: «El sacerdote está hecho para gastar su vida por este pueblo que es lo más bello que hay en la tierra».
Procesión de la Custodia
Al terminar la Eucaristía, la Custodia se acercó hasta el altar de la Catedral, donde hubo un momento de adoración eucarística hasta que el Santísimo Sacramento fue depositado en ella. La procesión comenzó con los niños de Primera Comunión y las representaciones de las Hermandades y Cofradías de Granada, que iban precediendo a los seminaristas y acólitos, a los religiosos presentes en nuestra Diócesis y a un gran número de sacerdotes. Tras la Custodia iba caminado nuestro Arzobispo, quien bendijo al pueblo cristiano que se acercó a acompañar al Corpus Christi hasta su llegada nuevamente a la Catedral, donde culminó la procesión al final de la mañana.
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