El próximo domingo, 19 de marzo, celebramos el Día del Seminario (aunque prevalezca la celebración del III Domingo de Cuaresma, y la fiesta de San José se traslade al lunes 20), y nuestro Arzobispo concederá la Admisión a las Sagradas Órdenes a los seminaristas Alejandro Romero, Juan de Dios y Rubén Ávila, e instituirá a David Salcedo y Alejandro Anguís en los Ministerios de Acólito y Lector.
Los cinco jóvenes son seminaristas del Seminario Mayor Diocesano “San Cecilio”, se preparan estos días para recibir de manos de Mons. Javier Martínez la Admisión a las Sagradas Órdenes y los Ministerios de Acólito y Lector, dos pasos muy importantes para un seminarista, previos a la Ordenación Sacerdotal.
El lema del Día del Seminario este año es «Cerca de Dios y de los hermanos», y los seminaristas de la Archidiócesis lo celebrarán el próximo sábado, 18 de marzo, con la IV Jornada de Puertas Abiertas del Seminario Mayor «San Cecilio», y la celebración de la Admisión a las Sagradas Órdenes y Ministerios de Acólito y Lector que se hará el domingo,en la Eucaristía de las 12:30 horas, en la Catedral.
CAMPAÑA VOCACIONAL
Durante dos semanas, aproximadamente, los 14 seminaristas del Seminario Mayor de Granada visitan colegios, parroquias, comunidades, facultades y grupos para hablar públicamente de la vocación al sacerdocio en primera persona y dar testimonio de esta llamada del Señor.
David Salcedo, seminarista de 23 años y natural de Otura, señala que la idea de esta iniciativa es que cada seminarista asista a los sitios donde se educó o descubrió la fe. En su caso, al ser de Otura, visitó las parroquias de Otura y de Órgiva, y también algunos lugares con los que personalmente está vinculado, como el Colegio de los Salesianos o la Facultad de Magisterio de la Universidad de Granada.
En esta línea, los seminaristas de Granada han visitado los grupos del Santuario del Perpetuo Socorro (Redentoristas), el Grupo Newman, y los colegios Virgen de Gracia, Colegio Salesiano San Juan Bosco, Escolanía Virgen de las Angustias, Santo Tomás de Villanueva, Pureza de María y Lux Mundi.
También estuvieron presentes en el Grupo Scout Santa Micaela y en cuatro cofradías de nuestra Diócesis: Cautivo, Esperanza, Aurora y Rescate, sin querer dejar de hablar a los estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación y el Centro de Estudios Superiores “La Inmaculada”.
Hay ocasiones en las que el Señor llama al sacerdocio en situaciones especiales o difíciles, pero otras muchas en las la vocación surge en el propio seno de la vida corriente, de la vida en familia.
VOCACIÓN POR CONTAGIO
Es el caso de David Salcedo, quien asegura que siempre ha deseado ser sacerdote: “Si tengo que buscar un punto es mi familia. Mi familia es cristiana, y es ahí donde surge, donde Dios me ha llamado. Somos tres hermanos, y bueno, mis padres me educaron en la fe desde chiquitillo. Y así, desde pequeño he sentido la llamada del Señor. No recuerdo que haya querido ser otra cosa, nada más que sacerdote, en mi vida. Lo que pasa es que uno tiene experiencia de esa vocación como niño y luego como adolescente, y así, al acabar en la parroquia de Otura, hice después la entrada al Seminario Menor, donde estuve 4 años, acabando también el bachiller y luego, hice la entrada al Seminario Mayor, donde ya llevo 5 años”.
David recibe el próximo día 19, fiesta de San José, patrón del Seminario “La vocación nace por contagio, uno ve a un sacerdote entregado con los jóvenes, con los ancianos, con los enfermos, un sacerdote de parroquia y uno dice: Yo quiero ser como ese hombre, yo quiero ser así, quiero llevar esa plenitud de vida”.
UN ALEGRÍA QUE TE VUELVE LOCO
Otro ejemplo de alegría y deseo de ser como “ese sacerdote” es que encontramos en la historia de Alejandro Romero, joven granadino de 22 años, alumno del colegio diocesano “Virgen de Gracia” y de la parroquia de San Emilio, que narra como el Señor puso en su camino a diferentes personas para sentirse llamado al sacerdocio:
“Fue muy bonito porque el Señor se fue valiendo de personas concretas, de profesores, de compañeros, de amigos para elegirme, y fue así como en el año 2009 tuve de catequistas a dos seminaristas junto con un sacerdote de la Diócesis y a través de ellos descubrí esa frescura de esas personas entregadas al Señor en una vocación concreta, al sacerdocio, y esa alegría, que sin duda te vuelven loco , te hacen interrogarte, y la verdad es que me llamó mucho la atención esa figura de los seminaristas, y a partir de ahí, el corazón se movió y ya uno empezó a pensar muchas cosas. Lo puse en manos del Señor y con alegría, en esa excursión del año 2009 a Almuñécar que hicimos con la Delegación de Juventud, descubrí que el Señor me estaba llamando”.
“SENTIRME PREFERIDO”
Cuando Juan de Dios Prieto (Gójar, 1994) recibió la noticia de que recibiría la Admisión a las Sagradas Órdenes, cuenta que se sintió “querido por la Iglesia y preferido desde el principio”, se dio cuenta de que “no es una historia que he hecho yo conmigo, Él me ha llevado para adelante y me ha guiado siempre, y ahora la Iglesia confirma ese camino que empecé hace tiempo”.
Para la campaña vocacional, Juan de Dios, dios testimonio de su llamada el pasado 12 de marzo, día de su cumpleaños, en la parroquia de Armilla, en las tres Misas de la mañana, donde ayuda en Pastoral. Para él fue un regalo: “¿Qué manera más chula, más bonita, de poder celebrar mi cumple que dando testimonio de mi fe y de lo que el Señor ha hecho conmigo en mi vida y del regalo que ha sido cada momento de mi vida?”.
Asimismo, Juan de Dios mostró su vocación al sacerdocio a chicos de catequesis de Confirmación de la parroquia de Armilla y a un grupo de universitarios del pueblo, y a varios grupos del Colegio Pureza de María.
Por otro lado, Rubén Ávila (Valderrubio, 1994) valora su Admisión a las Sagradas Órdenes como un verdadero «don»: «El don recibido, de que la Iglesia reconozca mi vocación es algo que escapa toda expectativa y me hace ver estos días, el tiempo pasado y el que está por venir como un fruto de la gracia de Dios, al que pido que me capacite para la recepción de la Ad Missio a Órdenes. Solo queda la gratitud y la alegría de sentirse llamado por Dios y por su Iglesia».
LA VOCACIÓN COMO UN NOVIAZGO
Alejandro Anguís recibirá el domingo, junto a David Salcedo, los Ministerios de Acólito y Lector. Este joven de Maracena, de 24 años, habla de su vocación con mucha alegría y naturalidad: “Yo mi vocación la vivo como un noviazgo, así que los Ministerios a Acólito y Lector es como que Aquella con la que yo quiero desposarme, que es la Iglesia, ya empieza a confiarme los primeros ministerios, ya empieza a confiarme los primeros servicios para Ella, aunque a simple vista parece que son cosas pequeñas, acólito, lector, pero lo acojo con mucha alegría y con mucha ilusión”.
Los Ministerios de Acólito y Lector son previos al Diaconado: “Con el Ministerio de Acólito nosotros pasamos a ser ministros de la Eucaristía, y podemos distribuir también la comunión a nuestros hermanos en la celebración eucarística, y por el Ministerio de Lector, nosotros somos ministros idóneas para proclamar la Palabra de Dios en la Asamblea Litúrgica”, aclara el seminarista Anguís.
Rosa Die Alcolea