“Nuestra comunión, nuestra obediencia y nuestra adhesión”

Declaración de Mons. Javier Martínez, Arzobispo de Granada, tras conocerse la elección del nuevo Papa, Francisco I.

La noticia de la elección del nuevo Sucesor de Pedro me ha sorprendido en plena carretera de regreso a Granada, de una reunión de los delegados de ecumenismo de España, que había tenido lugar ayer y hoy en Madrid. Me he unido en la conmoción al pueblo cristiano, que, en la Plaza de San Pedro y en todos los lugares del mundo, ha sentido la alegría de saber primero el hecho y luego el nombre del nuevo Obispo de Roma y pastor de la Iglesia Universal.

El valor del Papa, el significado más profundo de esa alegría -que no es una alegría mundana ni que tiene que ver con claves políticas- es justamente que el Sucesor de Pedro es la garantía del vínculo entre la mañana de Pascua y el drama de mi existencia, es decir, el vínculo entre el acontecimiento de Cristo y nuestras vidas. Y eso, sea quien sea, venga de donde venga, y se llame como se llame, es un dato esencial de nuestra pertenencia al pueblo cristiano y a Cristo. Y eso es lo que explica la alegría, las lágrimas, la conmoción de tantas personas, incluso antes de saber el nombre. La sucesión apostólica tiene de nuevo a aquél que es el lazo de unión y la garantía de la permanencia de la fe y de la caridad, de la vida de Cristo en medio de nosotros.

Es cierto que hay una novedad preciosa: el Papado ha cruzado el Océano Atlántico y es la primera vez en la Historia que tenemos a un Papa que pertenece al Nuevo Mundo con todo lo que eso significa: cerca de la vida de la Iglesia y de la vitalidad de la vida de la Iglesia, especialmente en América Latina, y al mismo tiempo de toda la frescura que esa Iglesia joven tiene que aportar a nuestras Iglesias. Y doy gracias a Dios.

Hubiera sido quien hubiera sido, lo grande es que cuando cualquiera de nosotros recibe el perdón de los pecados, cuando un niño se bautiza, cuando una Eucaristía se celebra en el lugar más recóndito del mundo, se menciona el nombre del Papa, no porque sea humanamente la persona más grande de la Iglesia, sino porque es el vínculo necesario que vincula a la persona de Cristo con el drama de mi vida, con mi esperanza de la vida eterna, con la posibilidad de una vida vivida en plenitud por la gracia de Cristo. Es quien hace a Cristo contemporáneo de todos nosotros, y es la garantía de los sacramentos y de la vida eclesial. Poder ponerle rostro, quién es y cuál es su historia es un gozo y una gracia, y los cristianos lo vivimos así.

Quisiera convocar una Eucaristía en la Catedral, a las 8 de la tarde, para que los fieles cristianos de Granada junto con su Pastor podamos expresar la gratitud a Dios y, al mismo tiempo, pedir por Francisco I y por la Iglesia Universal, y expresarle nuestra comunión, nuestra obediencia y nuestra adhesión.

+ Javier Martínez

Arzobispo de Granada

13 de marzo de 2013

Contenido relacionado

Enlaces de interés