Dos grupos de Cristo Rey han participado en la misión diocesana de Picota y con las Obreras del Sagrado Corazón de Jesús en Paraguay y Argentina
El verano es sinónimo de descanso. Para los jóvenes especialmente es la época del año en la que menos responsabilidades tienen. Terminados los exámenes llegan días de piscina, playa y ratos interminables de charla en un parque. Pero no todos los jóvenes viven su verano igual. Prueba de ello la encontramos en la parroquia de Cristo Rey y Ntra. Sra. del Valle de Córdoba donde un grupo de jóvenes de SUF (Somos Una Familia) ha pasado gran parte de sus vacaciones de verano en la misión.
Desde la parroquia, como ha explicado su Vicario parroquial, José María Muñoz Urbano, colaboran con tres proyectos misioneros; la misión diocesana de Picota en Perú; las Hermanas Obreras del Sagrado Corazón de Jesús en Paraguay y Argentina y en Tierra Santa con la Orden del Santo Sepulcro y la Casa de las monjas de Santa María del Huerto o del Verbo Encarnado.
Este verano, han participado en la misión dos grupos, uno formado por tres jóvenes que ha estado en Picota, y el otro, formado por cinco jóvenes que ha estado en Paraguay y Argentina.
Alfredo es uno de los jóvenes que ha participado en la misión diocesana de Picota. Junto a Begoña y Paco han vivido unos días inolvidables de entrega total, que asegura le han cambiado mucho como cristiano. Alfredo ha reconocido que la misión “me ha hecho más feliz”. A pesar de sus miedos, porque reconoce que antes de ir no se sentía preparado, asegura que ha habido “alguien” que ha hecho toda esa labor por él.
Relata que los días que han estado en Perú han conocido gente humilde pero sorprendentemente “alegre y agradecida”. Les ha sorprendido especialmente que todo el mundo los estaba esperando “con los brazos abiertos”. Los tres jóvenes creían que iban a dar, pero sin duda, han recibido mucho más de lo que han sido capaces de dar. Alfredo no duda que allí era el Espíritu Santo el que actuaba a través de ellos.
Estos jóvenes de la parroquia de Cristo Rey llevaban grabado a fuego un lema “No nos quejamos: mira a tu alrededor”. Sabían que no se iban a encontrar con las mejores condiciones pero iban convencidos de que tenían que dar el máximo en todo momento. Alfredo no duda que la Virgen los ha ayudado “mucho” y los momentos de sufrimiento se los ofrecían al Señor.
Isabel, por su parte, es una de las chicas que ha participado en la misión en Paraguay y Argentina con las Hermanas Obreras del Sagrado Corazón de Jesús. En ambos países han tenido la oportunidad de conocer la realidad de la zona misionada. Isabel reconoce que los barrios le han sorprendido, las condiciones en las que viven son muy distintas a las nuestras, pero a pesar de ello eran personas “acogedoras, felices, que se abrían con el grupo” y se mostraban agradecidos de su visita.
Una de las cosas que más sorprendió a Isabel fue ver que en todas las casas, por humildes que fueran, había “un pequeño altar” con imágenes del Señor y la Virgen. Han podido aprender mucho de las personas que han conocido, “sin tener nada en comparación con lo que podemos tener nosotros, están agradecidos por lo poco que tienen y por todo lo que les pasa cada día”. Isabel reconoce que en muchas ocasiones dudaba de estar en esa situación y mantener a Dios en su vida, a pesar de las dificultades. Ella ha aprendido que la razón para vivir de estas personas “es la fe”.
El papel de las Obreras ha sido fundamental para el grupo, Isabel asegura que las monjas eran “como nuestras madres”. Han estado pendientes del grupo en todo momento y han conseguido que se sientan “como en casa” a pesar de la distancia. Dios está presente en todo y se palpaba en el ambiente, “todo lo que nos rodeaba estaba lleno de Dios”.
Desde la parroquia de Cristo Rey vienen colaborando en estos proyectos desde hace años. Como ha puntualizado José María Muñoz, a principio de curso se reúne la junta directiva, formada por los monitores y el sacerdote, para ver qué jóvenes van a participar ese año en la misión, así como qué joven va a participar en cada uno de los tres proyectos, “en función de su carácter y forma de ser”. Desde la asociación SUF se organizan sesiones de formación mensuales, en las que es obligada la participación de los misioneros. Cada año se trabajan unos temas, como ha destacado José María, este año, por ejemplo, han trabajado la teología del cuerpo, la oración y los menores. Asimismo, cada grupo específico de la misión tiene un responsable, que es el encargado de impartir la formación específica del proyecto en el que van a participar.
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