“San Juan de Ávila me ha enseñado a amar y comprender mejor el sacerdocio ministerial”

Diócesis de Córdoba
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José Ramón Godino Alarcón nació en Madrid el 15 de septiembre de 1986. Estudió el Bachillerato en Teología en la Facultad de Teología de San Dámaso. Es licenciado en teología en la especialidad de Historia de la Iglesia en el Instituto Superior de Estudios Teológicos de san Ildefonso de Toledo. Participará como ponente en el III Congreso Internacional Avilista el próximo 30 de junio con una ponencia que lleva por título “La escuela sacerdotal avilista”

-¿Qué te motivó a acercarte a la figura de San Juan de Ávila?

La verdad es que, desde que entré al seminario en Getafe, san Juan de Ávila no era un desconocido para mí. Pero tampoco lo conocía en profundidad, más allá de los datos fundamentales. Cuando, recién ordenado sacerdote, tuve que plantear el tema de mi tesis doctoral, coincidió en el tiempo con la declaración del maestro como doctor de la Iglesia.

En ese momento se veía una clara necesidad: estudios serios y en todas las disciplinas que ahondaran en el conocimiento del nuevo doctor, también a través de los historiadores. Y, por eso, cuando me ofrecieron enfrentarme a sus escritos reformistas accedí con muchas ganas, puesto que respondía a una necesidad de la Iglesia, que todavía sigue estando vigente. Desde hace 10 años, por así decirlo, empecé a ser un “amigo” de Ávila, y no ha dejado de crecer nuestra amistad.

– ¿A qué fuentes ha recurrido para estudiar la dimensión del Patrón del Clero Secular Español?

En mis trabajos intento aplicar el método de estudio de las fuentes a los textos de san Juan de Ávila. Comienzo por las fuentes materiales, los mismos textos del santo doctor, para luego buscar las fuentes formales, en las que pudo beber para escribir y que formaron su pensamiento. Y, desde ahí, se puede reconstruir mucho de su pensamiento, estilo de vida y de aquellos que le rodeaban.

-Cómo cambió san Juan de Ávila la historia de la Iglesia?

Realmente, la historia estaba cambiando durante la primera mitad del siglo XVI. Eran cambios de enorme calado, en los que los protagonistas supieron mantener los puntos fundamentales adaptándose al momento que les tocaba.

En el caso de san Juan de Ávila, él vio con claridad que los cambios que había vivido la Iglesia en España a finales del siglo XV y principios del XVI se podían proponer como ejemplo para toda la Iglesia, ayudando en el proceso de reforma, especialmente en los sacerdotes seculares. Su forma de afrontar los problemas de la Iglesia fue la de proponer soluciones prácticas y realistas, por lo que le debemos mucho.

-¿Qué hechos distinguen a la escuela sacerdotal avilista?

Lo que distingue principalmente al círculo avilista, y que quiero compartir durante el próximo congreso, es que san Juan de Ávila, sin tener espíritu de escuela, ejerció una enorme influencia en muchos sectores de su tiempo, que a partir de él crearon caminos de enorme riqueza. Por ello, Ávila va más allá de la escuela en sí, convirtiéndose en un personaje que es de todos, no solo de unos pocos.

-¿Considera que su estudio es necesario para comprender la Iglesia de hoy?

Más bien, podemos decir que el estudio de la historia es siempre necesario para comprender el tiempo presente. Sin querer interpretar el pasado como si fuera el presente, podemos sacar muchas enseñanzas de lo que otros hicieron antes que nosotros para no caer en errores que, muchas veces por la buena voluntad, acaban siendo recurrentes en la vida de la Iglesia.

-¿Qué aspectos de los sermones de San Juan de Ávila mantienen hoy su vigencia?

Creo que fundamentalmente son dos. En primer lugar, que los sermones de Ávila nacieron de un corazón enamorado de Cristo, y hoy en día solo una predicación así puede atraer a una humanidad necesitada de esperanza. Y, en segundo lugar, que san Juan de Ávila predicó sobre los temas fundamentales, que son los que interesan a la gente en toda época: Cristo, su Pasión, la Eucaristía, la Virgen, la salvación… Sin eso no hay predicación, solo un discurso hueco y que se pasa pronto de moda.

-¿Es San Juan de Ávila una figura inabarcable?

Después de cinco siglos, lo que puede pasar es que no tengamos la frescura de datos que quisiéramos. Pero tenemos mucho que estudiar y que trabajar, por lo que cuantos más se animen a estudiarle más enriquecedora será la tarea. No es que sea inabarcable, el problema es que somos demasiado pocos los que nos dedicamos a investigar y divulgar su figura.

-¿Qué ha aportado a su vida cristiana conocer de cerca al Santo Patrón del Clero Español?

Me ha enseñado a amar y comprender mejor el sacerdocio ministerial, que es mi vocación particular y mi tarea de servicio a la Iglesia. Desde ahí he podido profundizar mucho más en mi vida espiritual, y también he podido comprender mucho mejor las tareas que he tenido a lo largo de estos años, viendo un sentido de entrega y disponibilidad que san Juan de Ávila transmite en su vida y sus escritos.

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