El tercer encuentro Familia-Parroquia-Escuela nos plantea en esta edición “El reto del verdadero amor”. Jóvenes y adolescentes tienen el anhelo de la verdad, la belleza y el bien y debemos saber acompañarlos en esta búsqueda. Dilucidar las claves para educar y acompañar la dimensión afectivo- sexual significa responder al reto del amor verdadero ante una interrogante absoluta: ¿qué hay en el corazón de los adolescentes?
“Los adolescentes tienen la necesidad de descubrir el Amor y la Verdad”
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Ángeles Cabido trata a diario con adolescentes y jóvenes como profesora de Religión en la etapa de Secundaria. Es tutora de cursos online en el instituto de Familia de Galicia y monitora de cursos de educación afectivo-sexual para adolescentes, familias y educadores.
Como creadora del programa de educación afectivo sexual “Amarme bien, amarte bien”, avalado por el Instituto de la Familia conoce el anhelo de los jóvenes por encontrarse con la Belleza, La verdad y el amor y propone un acompañamiento no invasivo que les permita este descubrimiento. Para esta experta en Educación Afectivo-Sexual cada “corazón humano está muy bien hecho” y hay que descender a la realidad en que viven nuestros adolescente para entender los efectos que algunas prácticas tienen en su mirada al mundo y al otro.
El próximo 28 de noviembre en el marco del tercer encuentro Familia-Parroquia-Escuela que, con el título “El Reto del Amor Verdadero” nos invita a preguntarnos ¿qué hay en el corazón de los adolescentes?
“Amarme bien, amarte bien” es un programa avalado por el Instituto de la Familia, ¿en qué consiste? ¿cuál es su objetivo?
Es un programa que surge al detectar la necesidad de los jóvenes de ser acompañados hacia el amor. Somos conscientes de su desconcierto en este mundo que los rodea y nuestro objetivo es que descubran cuál es su amabilidad, su valor y su belleza personal para que aprendan a amarse bien y a amar bien desde el reconocimiento de quienes son. Este programa les ayuda a que puedan reconocer qué es amor y qué no es amor, es decir, que construyan relaciones afectivas sanas y respetuosas, que puedan distinguir ¿qué me pasa?
Está orientado a que descubran cuál es su dinamismo afectivo porque no es lo mismo estar enamorado, que sentir atracción, que ser amigos. Una parte del programa se dedica a observar los cambios corporales con una mirada integral y puedan saber cuál es el sentido de esos cambios que están experimentando y, por último, sentadas estas bases, les proponemos una mirada distinta hacia la sexualidad, diferente a la que la sociedad le propone: hablamos de sexo seguro cuando el amor está asegurado. Desde el descubrimiento de la belleza, de la sexualidad, les ayudamos a descubrir su vocación al amor y que se orienten a ella.
Como monitora de cursos de educación afectivo-sexual para adolescentes, familias y educadores dentro de este programa, ¿con qué personas se encuentra?
Nos encontramos con personas que tiene el corazón muy bien hecho. Somos hijos de Dios y de nuestro tiempo. Nos encontramos con personas con mucha necesidad de descubrir quiénes son, sobre todo los adolescentes. Tienen una gran necesidad de que alguien les proponga la Verdad y el Amor con mayúsculas, con autenticidad. En cuanto a padres, profesores y catequistas, muestran su necesidad de llegar a comprender a los adolescentes de hoy, porque parece que estemos a años luz de ellos.
Falta una visión crítica de la realidad ¿Los padres y adolescentes conocemos la realidad en que estamos inmersos?
En mi opinión no la conocemos, porque si la conociésemos, evitaríamos los datos que nos ofrecen sobre el consumo de pornografía que hablan de que uno de cada diez consumidores de pornografía tiene menos de diez años. Diríamos que no conocemos la realidad en la que estamos inmersos; de conocerla evitaríamos este tipo de consumo en auge. Esta es una clave de nuestro desconocimiento, no sabemos qué realidad pueden estar están pisando.
Durante la pandemia ha aumentado en un 25% las descargas de vídeos de contenido pornográfico. Este dato daña a jóvenes y niños en varias vertientes de su desarrollo, ¿cuál es su efecto en menores y jóvenes?
El consumo de pornografía funciona como el consumo de cualquier otra sustancia adictiva. En este caso, no ha y sustancia física, pero en el cerebro afecta de igual manera. Se cambia la configuración cerebral y consigue que la persona que consume este tipo de materiales cambie la mirada sobre quien es la persona. En el programa “Amarme Bien, amare bien” presentamos a la persona como la unidad en la que todo está relacionado. En los consumidores de pornografía vemos que se rompe esa unidad y se reduce a la persona a la categoría de “cosa”, de “objeto”; es algo y no alguien con lo que puedo jugar para obtener placer. Eso afecta a la manera de acercarse a los demás y la manera de mirarse a mí mismo. El consumo de pornografía hace que cambie la idea de sexualidad y esta se reduce a la genitalidad y al placer, por tanto, le roba todo su significado. Eso se traduce en dos efectos sociales: el aumento de prostitución o la colaboración con las víctimas de trata. En los adolescentes está demostrada la relación directa entre consumo de pornografía y actitudes violentas en su modo de vivir las relaciones afectivos-sexuales.
¿Cuáles son las claves para educar y acompañar la educación afectivo-sexual en la actualidad?
Creo que una de las claves es introducirnos en la realidad de la persona y esa realidad es que su corazón sigue estando bien hecho. Debemos adentrarnos en su realidad de ahora. No se trata de ponernos en su lugar y robarles su espacio, sino caminar a su lado para conocer qué lo que viven y les preocupa, y desde ahí acompañarles. No tenemos que hace atractivo lo que ya lo es, porque el amor es atractivo, la belleza y la verdad son atractivas; luego, tenemos que ofrecer una educación afectiva-sexual basada en esos pilares.
Según su experiencia, ¿por qué razón muchos adolescentes y jóvenes niegan la posibilidad de que exista un amor para toda la vida?
Suelo preguntar a los alumnos más mayores sobre si creen que si existe el amor para siempre. Habitualmente, levantan la mano entre un treinta y cinco y un cuarenta y cinco por ciento de la clase. Sin embargo, cuando cambio la pregunta y les cuestiono sobre si querrían un amor para toda la vida, casi el 100% levanta la mano. Esto ocurre porque faltan referentes, y no solo en el caso de su familia. El problema es que buena parte de su tiempo de ocio lo consumen viendo series en plataformas digitales que los aboca a una realidad de la que desconocemos el peso. En esos productos cinematográficos ocurre que el relato dominante es que chico y chica se conocen, tienen una relación sexual y, a partir de ahí, se enamoran. Construyen una aparente relación ideal hasta que aparece otra persona de la que se enamoran y se dejan. A partir de ahí, el adolescente asume que a lo largo de la vida nos enamoramos muchas veces y lo más auténtico es seguir los sentimientos; así, lo más honesto es dejar a la persona con la que habías construido una supuesta relación de amor para irte con esa segunda persona. En esta dinámica en la que están desarrollado.
Las delegaciones de Enseñanza, Catequesis y Familia y Vida han dispuesto un enlace de inscripción que permite la participación presencial o telemática.
bit.ly/encuentroFPE2020
El encuentro se celebrará el próximo 28 de noviembre a partir de las 10:00 en el Santuario de María Auxiliadora de Córdoba