Este sábado 29 de junio de 2024, en la solemnidad de san Pedro y san Pablo, último sábado del mes de junio, son ordenados en Córdoba ocho nuevos presbíteros, ocho nuevos sacerdotes para la diócesis de Córdoba y para la Iglesia universal. Paco Aguilar, de Montilla; Álvaro Fdez.-Martos, de Córdoba (Cristo Rey); Paco Flores, de Córdoba (La Esperanza); Javi González, de Córdoba (San Nicolás); Juan Yersin (Neocatecumenal); Javi Montes, de Dña Mencía; Miguel Ángel Moyano, (Neocatecumenal); Javi R. Calmaestra, de Priego.
Es una gran noticia para todos, es un día especialmente señalado. Lo considero un fruto maduro de tantas oraciones de toda la diócesis, pidiendo vocaciones sacerdotales para nuestra diócesis y para la Iglesia universal. Y fruto también del buen trabajo de los sacerdotes y párrocos, de la pastoral vocacional, de las familias cristianas, de la delegación de juventud y del adoremus de cada jueves, etc. Considero que en la diócesis de Córdoba se ha creado una cultura vocacional, por la que los jóvenes que son llamados son inmediatamente acompañados para responder a su vocación. Eso no se hace en un día, ni es obra de personas aisladas. En este campo más que en otros aparece la sinodalidad de la Iglesia, la comunión de los santos, la acción conjunta de una familia unida por el Espíritu Santo. No bajemos la guardia y sigamos pidiendo al Señor que envíe trabajadores a su mies, porque la mies sigue siendo abundante y los obreros son pocos.
Os invito a ver el video reciente en el que cada uno explica brevemente su itinerario vocacional. Son jóvenes de nuestro tiempo, con las muchas cualidades que tienen los jóvenes hoy, y con las debilidades tan características de nuestro tiempo. Son elegidos para representar in persona Christi al mismo Jesucristo en medio de nuestras comunidades, en nuestro mundo contemporáneo. El sacerdote es la presencia viva y personal de Cristo en medio de los hombres de hoy. El sacerdote es un regalo del Corazón de Cristo, repetía el santo Cura de Ars. Tener a mano un sacerdote es una gracia muy grande. Ojála no nos falten los sacerdotes necesarios para nuestra diócesis y para compartir con los lugares de misión más necesitados.
Ellos no han llovido del cielo, han nacido en una familia concreta, son fruto de nuestra tierra, han crecido al calor de un hogar cristiano. Tener una familia cristiana detrás es uno de los resortes más importantes en esta vocación. Familias cristianas, pedid a Dios que os conceda esta gracia de tener un sacerdote entre vuestros vástagos, hijos o nietos. Será un regalo muy especial de Dios a esta familia.
Algunos han recibido la llamada en la niñez, otros en la juventud, otros después de emprender otros caminos, incluso con el proyecto de formar una familia propia, casarse, tener hijos. Son jóvenes normales, que en un momento de sus vidas han experimentado el atractivo irresistible de Jesucristo que los llama y elige para que sean de Él, para que estén con Él y para ser enviados a anunciar el Evangelio. Lo cual ocupa el propio corazón y lo enamora para entregar la vida por amor. Es algo asombroso que un joven hoy, teniendo abiertas todas las posibilidades de su vida, elija este camino. Qué grande es el atractivo de Jesucristo. Esto sólo sucede si el sujeto se siente elegido y llamado por Dios para esto. El Seminario, con todos los medios de que dispone, ha ido verificando esta llamada, hasta certificar que la llamada es verdaderamente de Dios.
Ahora son llamados por el obispo, son incorporados a un presbiterio diocesano, son consagrados por la imposición de manos y la invocación del Espíritu Santo, y son enviados a los distintos lugares de la diócesis donde son necesarios. No se trata de un simple oficio o de un funcionariado, se trata de una consagración de toda la vida y para toda la vida, sólo posible por la gracia de Dios, que hemos de implorar todos en este día sagrado de su ordenación.
A la ordenación de estos ocho nuevos presbíteros, se une el ingreso en el Seminario Mayor de otros diez candidatos que comienzan su formación para el sacerdocio. Sigamos rezando por las vocaciones, sigamos pidiendo por los sacerdotes para que sean fieles a su vocación. Es cosa de toda la diócesis, y es una de las primerísimas necesidades en la Iglesia.
Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba.
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