Pentecostés, Apostolado seglar y Acción Católica

Carta Pastoral de Mons. Demetrio Fernández González, Obispo de Córdoba, con motivo de la Solemnidad de Pentecostés.

El Espíritu Santo, alma de la Iglesia y dulce huésped  

El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, derramado en Pentecostés como el Amor personal de Dios en nuestras almas. “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rm 5,5). La vida cristiana consiste en dejarse mover por el Espíritu Santo (cf. Rm 8,14), que viene a ser alma de nuestra alma, dulce huésped del alma. Pero al mismo tiempo, el Espíritu Santo nos congrega en un solo Cuerpo, el de Cristo, y aglutinados por el Espíritu formamos la Iglesia santa del Señor. 

Pentecostés es la fiesta del Espíritu Santo, es la fiesta de su acción íntima en cada uno de nosotros para que vivamos en gracia de Dios y adornados por sus dones, sus frutos y carismas. Es la fiesta de la Iglesia, que ha recibido de Cristo el mandato de  predicar a todos los hombres el Evangelio. La Iglesia existe para evangelizar y a esa tarea es permanentemente convocada por el Espíritu Santo, también en nuestros días.

Apostolado seglar, personal y asociado 

En esta obra de la nueva evangelización, hoy más que nunca son necesarios los seglares. Los laicos tienen su lugar propio en la Iglesia y en el mundo y les corresponde ordenar los asuntos temporales según Dios (LG 31). En virtud del bautismo y de la confirmación, los seglares están llamados a ser la Iglesia en el mundo. A través de los laicos, el Evangelio de Cristo se hace presente en el mundo de la familia, del trabajo, de la cultura, de la vida pública. Todos los laicos están llamados a vivir y testimoniar el Evangelio de Cristo, viviendo en el mundo a manera de fermento, para transformarlo desde dentro con la savia del Evangelio. 

El Magisterio de la Iglesia anima continuamente a los laicos a que vivan su misión en la Iglesia y en el mundo asociándose unos con otros, según el Espíritu va suscitando distintos carismas para el bien común en la construcción del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Este es uno de los frutos visibles del Concilio Vaticano II, la gran floración de movimientos y asociaciones que en comunión con los Pastores llevan adelante según su vocación la misión de la Iglesia.

La Acción Católica, fundada por el Papa 

Mención especial merece la Acción Católica, fundada por el Papa y los Obispos (“participación de los laicos en el apostolado jerárquico”, Pio XI), diseñada por el Vaticano II (AA 20) y ratificada en nuestros días: “los laicos se asocian libremente de modo orgánico y estable, bajo el impulso del Espíritu Santo, en comunión con el Obispo y con los sacerdotes, para poder servir, con fidelidad y laboriosidad, según el modo que es propio a su vocación y con un método particular, al incremento de toda la comunidad cristiana, a los proyectos pastorales y a la animación evangélica de todos los ámbitos de la vida” (ChL 31).  

La Acción Católica es como el apostolado seglar que brota de la misma entraña de la Iglesia, que tiene como estructura la misma estructura de la Iglesia (parroquia, diócesis, Iglesia universal) y que en estrecha colaboración con la Jerarquía recibe un mandato especial de los Pastores para hacer presente a la Iglesia en el mundo. Por su vinculación específica con los Pastores, a la Acción Católica se le confía una misión especial en el fomento de la comunión eclesial del apostolado seglar.  

En mis continuas Visitas pastorales constato la abundancia de fieles laicos que viven en torno a la parroquia. Gracias a estos seglares, la parroquia funciona en la catequesis, en la liturgia, en la caridad, en todo lo que hace la Iglesia desde la parroquia para el bien de la comunidad que le rodea. Esa es la Acción Católica General, aunque no se llame como tal. Además, está la Acción Católica Especializada, según los distintos ambientes donde trabaja (HOAC, JOC, Rural, etc.). 

La Acción Católica General ha rebrotado recientemente con nuevos planteamientos. La Nueva Acción Católica se está organizando de tal manera que puede ofrecer a los adultos, jóvenes y niños de manera conjunta una propuesta de apostolado seglar parroquial y diocesana, articulando a todos esos seglares que están en torno a las parroquias. Esta Nueva Acción Católica puede ayudar mucho a las parroquias, cultivando la espiritualidad bautismal y la propiamente laical, llevando conjuntamente planes de formación permanente y transmitiendo a todos el gozo de pertenecer a la Iglesia, en plena comunión con los Pastores. Si no existiera esta Acción Católica, habría que inventarla. Pero existe ya y hemos de implantarla en todas las parroquias. 

Acción Católica en todas las parroquias 

Hago mía para la diócesis de Córdoba la opción tomada por los Obispos españoles y concretamente por mi inmediato antecesor, Mons. Asenjo, en relación con este importante campo de la pastoral diocesana: la implantación progresiva en todas las parroquias de la diócesis de la Nueva Acción Católica General, en adultos, jóvenes y niños conjuntamente. Será un gran bien para esa muchedumbre de laicos que viven su vida cristiana en torno a las parroquias, dándoles la estructura misma de la Iglesia y asumiendo el protagonismo que corresponde a los seglares en la nueva evangelización de nuestro tiempo. Piensen los párrocos cómo podríamos ayudarnos todos a esta implantación. Y pidamos al Espíritu Santo que nos impulse en esta dirección. 

Con mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández
Obispo de Córdoba  

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