Encuentro Diocesano de Laicos

Carta del obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández

Dentro de un mes, el sábado 7 de octubre de 2017, estamos convocados para el Encuentro Diocesano de Laicos, en Córdoba. La idea de convocar este Encuentro me vino al realizar la Visita pastoral (2010-2016) parroquia por parroquia, grupo a grupo. Tuve la oportunidad de encontrarme con muchísimos seglares de la diócesis, con miles y miles, saludados uno a uno. Y constaté que muchos de ellos llevaban años incorporados a la acción apostólica de la Iglesia, otros eran más jóvenes, otros descubrían la novedad de vivir la fe en comunidad, en grupo.

Por otra parte, la constitución del Consejo Diocesano de Laicos en 2012 ha dado pie a que seglares de un lugar de la diócesis se encuentren con los de otro lugar, o de la ciudad, o de las distintas Vicarías. Constaté que los fieles laicos de la diócesis de Córdoba constituyen una fuerza inmensa en el campo de la evangelización, y ellos no lo sabían. Varios miembros me lo han confesado: la experiencia del Consejo Diocesano de Laicos nos da una perspectiva de la inmensa riqueza de toda la diócesis y de tantos fieles laicos –asociados o no- que están al servicio de la evangelización.

A esto se añaden los eventos que las Cofradías han sido capaces de organizar en los últimos años: en el Año de la fe (2013) el Viacrucis magno y el Rocío de la fe, y la Regina Mater o magna mariana (2015) en el 775 aniversario de la Catedral, que han convocado a muchedumbres inmensas de fieles y han demostrado que el espíritu cofrade de esta tierra es capaz de organizar y de protagonizar tales eventos con maestría y elegancia. No han sido sólo un gran espectáculo, sino grandes y masivas manifestaciones de fe y de piedad popular con su mística propia.

El Año de la vida consagrada (2015) puso en juego los varios miles de fieles laicos que alimentan su fe al calor de los múltiples carismas que enriquecen nuestra diócesis como parcela de la Iglesia que se ve agraciada por el espíritu de los Fundadores, por los miembros de las distintas comunidades religiosas y por una multitud de fieles laicos que participan de ese mismo carisma y hacen extensiva la familia religiosa.

Somos muchos, muchísimos. La presencia de la Iglesia católica en nuestro ambiente constituye una riqueza inmensa para afrontar con nuevos bríos el desafío de la nueva evangelización, a la que nos vienen convocando los últimos Papas. Por eso, propuse un Encuentro Diocesano de Laicos, que tuvo excelente acogida y hemos venido preparando de lejos. El Consejo Diocesano de Pastoral (febrero 2015) me confirmó en este propósito, y al comienzo del curso pasado, un Consejo Diocesano de Laicos ampliado dio el pistoletazo de salida, que se ha prolongado durante todo el curso, trabajando los temas que se han propuesto y respondiendo a los cuestionarios que se han enviado. Necesitamos palpar la realidad de la Iglesia, a la que gozosamente pertenecemos.

Estamos a las puertas de esta gran celebración. Varios centenares de participantes ya se han inscrito para participar desde la mañana en los distintos talleres (identidad y misión del laico, familia, educación, pobres). Sigue abierta la convocatoria y pueden inscribirse todos los que quieran. E igualmente van apuntándose por parroquias, grupos, comunidades o individualmente los que quieran participar en la procesión animada por los cofrades de toda la diócesis. Todas las cofradías están invitadas, portando alguno de sus estandartes. Y todos desembocaremos en la plaza de toros para la celebración de una gran Eucaristía de acción de gracias, a la que seguirá un concierto musical para todos los asistentes.

Os invito a hacer la inscripción ya, no dejarlo para el último momento. Hay cuestiones de logística que pueden atenderse mejor, si se han apuntado los que piensan participar. Pensad en los demás y en la buena organización.

Y sobre todo, oremos al Señor, que nos da esta oportunidad de celebrar nuestra pertenencia a la Iglesia, nuestra fe en Jesucristo, nuestra gran responsabilidad de trasmitir la fe recibida y compartirla con los demás. Estoy seguro de que será un gran momento de gracia para la diócesis de Córdoba. Por eso, a todos pido oraciones y sacrificios por el fruto pastoral de este acontecimiento. María, madre de la Iglesia, nos acompaña siempre.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

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