Carta Pastoral de Mons. Juan José Asenjo, Administrador Apostólico de Córdoba. Queridos hermanos y hermanas:
El próximo domingo, 15 de noviembre, celebraremos una vez más el Día de la Iglesia Diocesana, una jornada importante en el calendario anual de la Iglesia en España. Su finalidad primera es lograr que todos los fieles percibamos con nitidez que los bienes de la salvación que nos procura la Iglesia, una, santa, católica y apostólica, nos vienen a través de una realidad más inmediata y cercana, la Iglesia particular o Diócesis, que es una porción de la Iglesia establecida en un territorio determinado y confiada a un obispo para que la apaciente con la colaboración de los presbíteros y diáconos.
En esta jornada debe crecer nuestro amor a la Iglesia diocesana; y como no se ama lo que no se conoce, de la mano de nuestros sacerdotes, hemos de procurar conocer un poco mejor su historia venerable y fecunda, su temprana evangelización, sus profundas raíces cristianas, la corona de mártires y santos cordobeses de todos los tiempos, los fundadores de familias religiosas, los iniciadores de incontables instituciones sociales, docentes y caritativas de nuestra Diócesis, en la que brilla con luz propia la legión de cristianos anónimos que, desde su amor a Jesucristo y a sus hermanos, han divinizado y humanizado esta tierra. De todo ello debemos sentirnos legítimamente orgullosos.
En esta jornada todos estamos convocados a orar intensamente por nuestra Diócesis, por el obispo, los sacerdotes, consagrados, seminaristas y laicos, para que vivamos con pasión nuestras respectivas vocaciones, busquemos con todas nuestras fuerzas la santidad y no desmayemos en el amor y fidelidad a Jesucristo y en el apostolado. En este día hemos de procurar fomentar en nosotros los sentimientos de familia, la comunión con el obispo y entre nosotros, con la conciencia de que más allá de particularismos, carismas y sensibilidades, los otros son alguien que nos pertenecen, hermanos nuestros, hijos de Dios, nacidos a la fe en el seno fecundo de la Iglesia diocesana. Hemos de fomentar también compromisos de corresponsabilidad e implicación de todos en el Plan Pastoral, en la vida parroquial, en los proyectos colectivos y en las convocatorias diocesanas.
El Día de la Iglesia Diocesana tiene desde hace dos años connotaciones especiales. A raíz del nuevo Acuerdo entre el Estado español y la Conferencia Episcopal, ha cambiado notablemente el modelo de financiación de la Iglesia. Ha desaparecido el llamado complemento presupuestario a la Iglesia, que depende ya exclusivamente de los fieles y de aquellos que, sin sentirse católicos, valoran el servicio que presta a la sociedad.
Por todo ello, la Conferencia Episcopal está llevando a cabo por tercer año consecutivo una campaña informativa en prensa, radio, TV e internet sobre la labor que realiza la Iglesia al servicio de la sociedad. En el mes de mayo se nos pedirá de nuevo que marquemos la crucecita en el impreso de nuestra declaración de la renta a favor de la Iglesia. Ahora se nos pide que seamos generosos en la colecta del próximo domingo, que tendrá como destinataria nuestra Diócesis, que necesita medios económicos para retribuir a sus sacerdotes, mantener las estructuras pastorales imprescindibles, la Curia y el Seminario, cuidar con decoro su patrimonio artístico, construir nuevos templos e incrementar las obras sociales y caritativas, los albergues y casas de acogida de transeúntes y ancianos en exclusión, en esta coyuntura más necesarios que nunca. Vuestros párrocos os entregarán un sobre, en el que se contiene una breve carta del obispo, las cuentas de la Diócesis y un boletín de domiciliación bancaria de cuotas a favor de la Diócesis, que pueden ser mensuales, trimestrales, semestrales o anuales, que podréis enviar al Obispado, bien directamente o a través de vuestros sacerdotes. De este modo, el Obispado podrá ayudar más a las parroquias en sus obras de restauración, en la conservación y mejora de las casas y centros parroquiales, ayudar a los Seminarios y servir a los pobres.
Pido a los sacerdotes y religiosos con cura de almas que el próximo domingo, día 15, ayuden a los fieles a descubrir la naturaleza de la Iglesia particular, la misión del obispo y el peculiar servicio salvífico y sobrenatural que la Diócesis presta a la sociedad, a los niños y jóvenes, a los matrimonios y a las familias, a los ancianos y a todos los que a ella se acercan en demanda de luz y de esperanza, la esperanza y la luz que destella Jesucristo, el mayor tesoro que posee la Iglesia. Ruego además a los sacerdotes que hagan con interés la colecta, invitando a los fieles a ser generosos.
Que los mártires y santos cordobeses y, sobre todo, la Santísima Virgen, venerada en nuestra Diócesis en tantos títulos entrañables, nos ayuden a fortalecer nuestra conciencia de familia, a amar con gratitud filial a nuestra Diócesis, a crecer en actitudes de colaboración con ella y a valorar y sentir como algo muy nuestro todo lo diocesano.
Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Administrador Apostólico de Córdoba