El acto estuvo presidido por el Cardenal, Amigo Vallejo, quien en su homilía citó las palabras de San Juan de Ávila y posteriormente participó en la procesión.
Con la visita del Cardenal Carlos Amigo Vallejo, Arzobispo Emérito de Sevilla, finalizó el día 1 de junio, en la parroquia de San Mateo, el solemne quinario de acción de gracias ante las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de Araceli.
Durante los últimos días han sido muchas las personas que se han acercado a esta parroquia para honrar a la Virgen de Araceli y asistir a los actos litúrgicos con los que se ganaba el Año Jubilar. Asimismo, ante las reliquias de San Juan de Ávila, los fieles han podido profundizar con los textos del Maestro en oración y meditación.
Precisamente con las palabras del Santo, «los pobres no son vuestros, son de Dios», inició su homilía el cardenal Amigo, que habló sobre el amor y la esperanza. Amor maternal, sin límite, de cualquier madre por sus hijos, amor maternal divino de la Virgen de Araceli hacia todos sus hijos; y ese amor, según afirmó, es el que lleva a la esperanza para todo un pueblo que la venera.
Concelebraron con el cardenal varios franciscanos y sacerdotes locales. En los días anteriores han sido varios franciscanos los encargados de predicar en el quinario: Fray José Arenas, Fray Miguel Chamorro, Fray Arcángel Manzano y Fray Joaquín Pacheco, actualmente, Padre Guardián del convento de la Madre de Dios en Lucena. La orden franciscana fue la primera que se estableció en la localidad, hacia 1558, y la responsable del culto en la basílica de Aracoeli de Roma.
Tras el rezo de la Salve y el Corazón Santo, la imagen de Nuestro Padre Jesús volvió en procesión de traslado hasta su Capilla. El cardenal acompañó la procesión en el primer trayecto, por la Plaza Nueva. La Virgen de Araceli, preparada ya para el traslado, quedó en la parroquia de San Mateo hasta el pasado domingo en que se celebró su tradicional romería de subida.