El 9 de marzo, Miércoles de Ceniza, D. Demetrio Fernández bendijo e impuso la ceniza a los centenares de fieles que se congregaron en la Catedral de Córdoba. Durante la ceremonia, actuó el coro del Seminario Mayor San Pelagio.
Mons. Demetrio Fernández comenzó la homilía recordando el significado de este tiempo santo de Cuaresma, y manifestó que este tiempo litúrgico evoca y nos invita a revivir con Jesús los cuarenta días que pasó en el desierto, orando y ayunando, antes de emprender su misión salvadora. El Sr. Obispo aseguró que el tiempo de Cuaresma es tiempo de acercarnos a Dios y de corregir el rumbo de nuestra vida. Asimismo, pidió al Señor que al inicio de este tiempo "nos ilumine los ojos para la conversión, porque éste es el tiempo de la gracia y la salvación".
Aludiendo al Evangelio, el Sr. Obispo instó a la práctica de tres puntos claves para quien camina hacia la Pascua: la oración, el ayuno y la limosna.
Explicó que la práctica de la oración, en este tiempo de gracia, nos permitirá acercarnos a Dios y que con la práctica del ayuno, no sólo debemos privarnos de la comida, sino que hemos de tener una actitud de mortificación y humillación en el espíritu, que nos ayudará a deshacernos de nuestro egoísmo y a romper con los apegos que nos separan de Dios. También, invitó a compadecernos de las necesidades de los humanos y ayudar a aquellos que no tienen nada.
Además, D. Demetrio Fernández pidió que junto a las prácticas cuaresmales tradicionales, "entremos decididos a esta peregrinación que nos conduce al corazón de Jesucristo". "Que el gesto de la ceniza sea una expresión exterior de conversión y de volver a Dios, de abrirnos a su gracia y a su obra", afirmó.