Solemnidad de la Santísima Trinidad

Escrito del Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, en el Domingo de la Trinidad.

En esta solemnidad celebramos el misterio del único Dios en la Trinidad de Personas. Dios no está solo. La Palabra de esta semana nos ayuda a comprender cómo Dios, que es el Padre, crea y dirige el universo con sabiduría, cómo se ha hecho cercano al hombre por medio de su Hijo Jesucristo y cómo Dios Padre e Hijo nos han dado al Espíritu Santo para que nos guíe a la verdad plena. La confesión trinitaria es el resumen y la suma de todo el misterio cristiano y de ella depende el conjunto de la realidad soteriológica cristiana, toda la Historia de la Salvación. Cuando hablamos de la Trinidad se nos abre en el horizonte el panorama de la Historia de la Salvación, cuya conclusión es siempre esta: “Dios es amor” (1Jn 4,8-16). Dios ha planteado una bella historia de amor en un diálogo permanente con su criatura, el hombre, con unas consecuencias claras: imitar a Dios, parecerse a Dios, entregarse a Dios, estar en comunión con Dios: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para expiar nuestros pecados. Queridos, si Dios nos ha amado tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros” (1Jn 4,7-11.16). En el amor podemos resumir el misterio de la Trinidad, ya que el ser mismo de Dios es amor que se encuentra en el centro de la profesión de fe. “El amor identifica al hombre con Dios. De la misma manera, esta unión afectiva a Dios se vuelve hacia los hombres, en un deseo de comunión de corazón, sentimientos y voluntad: Ves la Trinidad si ves el amor”, decía San Agustín.

El acceso que nosotros tenemos a la Trinidad es porque nos lo ha revelado Jesús, por medio del misterio de su vida y de su Palabra, se ha hecho carne y habita con nosotros, se ha hecho uno de nosotros y nos habla con nuestro lenguaje. Jesucristo es la vía para llegar a Dios. Así lo expresa el teólogo Bruno Forte y nos dice que para llegar al conocimiento de Dios no se nos ha dado otra lección mejor que la de partir de la historia de la revelación. “La Trinidad tal como es en sí (inmanente) se nos da a conocer en la Trinidad tal como es para nosotros (económica): uno y el mismo es el Dios en sí y el Dios que se revela, el Padre por el Hijo en el Espíritu Santo”.

También celebramos este domingo el día de la Vida Consagrada, el día de tantas personas, que en los monasterios y conventos se dedican totalmente a Dios en la oración, en el silencio y en el trabajo. Acordaos de las hermanas de los monasterios de clausura de nuestra Diócesis: Agustinas, Benedictinas, Capuchinas, Carmelitas, Clarisas, Concepcionistas, Cistercienses, Dominicas y Justinianas y dad gracias a Dios por cada una de ellas, porque han ofrecido sus vidas a Nuestro Señor por nosotros, rezan por todos y alaban al Altísimo siempre; sus rostros los preside una perenne alegría y son el honor de la Iglesia y un torrente de gracias celestiales. Bendecid a Dios por nuestras hermanas y pedidle que surjan más vocaciones para seguir sus pasos, para imitar su ejemplo, para que permanezcan en la razón que les llevó a Él, porque nadie les va a hacer más felices que el Señor, que solo Dios basta, y porque el Reino de los cielos es ‘un tesoro’ por el que vale verdaderamente la pena abandonarlo todo.

+ José Manuel Lorca Planes
Obispo de Cartagena

Contenido relacionado

Cristo es la Buena Noticia

IV domingo del Tiempo Ordinario El Tiempo Ordinario es un periodo del...

Enlaces de interés