Santa María, Madre de Dios. Año nuevo

Carta semanal del Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes.

Año Nuevo. B. 2015

El primer día del año celebramos que Dios se ha acercado a nosotros, nos ha enviado al Salvador, Cristo Jesús, el que da sentido y luz a toda nuestra historia y el que abre para nosotros infinitas posibilidades para la Salvación. Lo más hermoso de esta fiesta es sentirnos bendecidos por Dios, tener a Jesús en medio de su pueblo, la Palabra hecha carne, sabiendo que ha venido a caminar con nosotros. En la segunda lectura de este día nos dice que «Dios envió a su Hijo, nacido de mujer… para que recibiéramos el ser hijos por adopción» y esto nos llena de gozo, porque celebramos «el comienzo de nuestra salvación». El comienzo es bueno, porque se han cumplido las promesas hechas por Dios desde antiguo, lo que nos traigan los doce meses de este año aún no lo sabemos, pero de lo que estamos ciertos es de que partimos como hijos en el Hijo.

Otro motivo de gozo está centrado en la Virgen María, que tiene un papel importante en esta historia de Salvación, aunque ella quiera pasar desapercibida reconociendo que el centro de las miradas es Jesús. María sostiene en su regazo al autor de la vida y nos muestra con alegría al Salvador. El papel que ha tenido y tiene en esta Historia de Salvación es esencial, por eso se nos invita a «celebrar la parte que tuvo María en el misterio de la salvación y a exaltar la singular dignidad de que goza la Madre Santa, por la que merecimos recibir al Autor de la Vida» (Pablo VI, Marialis Cultus 5). La Madre de Dios, al dar a luz a Jesús nos ha traído al mundo al Príncipe de la Paz, al que es la misma Paz, al que nos ha llamado para que seamos portadores de este regalo del Altísimo y que nos impliquemos en el empeño por construir una sociedad en armonía, buscando la verdad y la justicia, sacando a la luz las causas de los problemas que ahogan a los hombres y mujeres de nuestros días, para poner el remedio más adecuado.

El Papa Francisco ha levantado la voz, como mensajero de buenas noticias, la voz de un profeta, para que el mundo despierte de su sueño y recupere su dignidad, la dignidad que corresponde a todo hombre, por ser hijo de Dios. Sus palabras son fuertes, están dentro de un mensaje de paz, y nos harán despertar: «Cuando el pecado corrompe el corazón humano, y lo aleja de su Creador y de sus semejantes, éstos ya no se ven como seres de la misma dignidad, como hermanos y hermanas en la humanidad, sino como objetos. La persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, queda privada de la libertad, mercantilizada, reducida a ser propiedad de otro, con la fuerza, el engaño o la constricción física o psicológica; es tratada como un medio y no como un fin». Verdaderamente necesitamos despertar de este sueño para trabajar con coraje, paciencia y perseverancia por un mundo según el corazón de Dios, por un mundo más justo y en paz.

El Papa Francisco nos pide que pasemos de la indiferencia a la fraternidad solidaria, para levantar el ánimo de los más desfavorecidos y puedan tocar con sus manos la esperanza. Ya tenemos tarea. ¡Feliz año nuevo a todos!

+ José Manuel Lorca Planes

Obispo de Cartagena

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