Profetas libres e hijos de la Iglesia

Escrito de Mons. Lorca, Obispo de Cartagena, para el IV Domingo de Tiempo Ordinario.

Salta a la vista la tarea más esencial que está llevando a cabo Jesús, la de enseñar. Pero al evangelista no se le pasa por alto lo más importante, que Jesús enseña con autoridad y esto lo repetirá las veces que haga falta, hoy especialmente. Jesús enseña con autoridad, es el Maestro. El evangelista Marcos destaca la reacción de la gente ante la predicación del Señor y de cómo se admiran ante los signos que hace, que les deja estupefactos, precisamente por eso se preguntan de dónde le viene esa autoridad a Jesús que enseña mejor que los letrados, se le entiende mucho más que a ellos y, para colmo, hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen… El evangelista ha cuidado a la persona del Señor, que ha despertado el interés de todos, a través de la palabra y de los signos, tanto, que a partir de ahora le prestarán más atención. ¡Qué importante es la Palabra y qué admirables los frutos que da! La Palabra libera de las esclavitudes que padece el hombre, esto lo entenderán después, cuando se fíen más del Señor, cuando tengan fe en Él.

Dios sigue llamando porque tenemos necesidad de profetas, de hombres y mujeres a los que Dios ha suscitado como profetas y les ha puesto sus palabras en la boca para que anuncien su bondad. El Papa Francisco está repitiendo con fuerza la urgencia de salir, de anunciar el Evangelio y de llegar a todas las periferias del hombre, que vayamos como profetas anunciando la misericordia de Dios con total claridad, indiferentes al aplauso y al rechazo, confiando en la fuerza del Espíritu, que es el que nos da la fortaleza. Pero, eso sí, el Papa insiste en que esa misión se debe hacer siempre con alegría, lo propio de quien se ha fiado. Comprenderás que no pueda decirte dónde debes comenzar tu tarea profética, búscala tú mismo donde se haya oscurecido la fe, donde se olviden de Dios… y enciende allá la luz de la esperanza, para que vuelvan su rostro al Señor, ¿quizás es en tu propia casa? ¡Habla sin miedo, que eres un profeta!

Este domingo saldremos de la Eucaristía con el gozo de habernos alimentado con el pan de la Palabra que nos ha dado la seguridad de saber que nuestro alimento es Cristo, que nos lleva a la verdad y que tiene autoridad, por eso le seguimos. Su voz es inconfundible, nos enseña e ilumina, su voz nos consuela y alienta, porque su voz no se la lleva el viento, sino que actúa eficazmente en el interior de nuestro corazón. Lo que nos llena de consuelo es saber que la iniciativa es de Dios y que de Él ha partido el interés para que no nos falten los que hacen de profetas, los que nos dan a conocer cual es el designio de Dios y nos ayudan a rastrear los caminos del futuro. Dios se ha empeñado en agregarnos en el compromiso por el Reino de los cielos y en saborear la belleza de su Palabra, porque el mundo está necesitado de verdaderos profetas, de hombres y mujeres de experiencia de Dios, libres e hijos de la Iglesia. Atrévete a escuchar la voz de Dios.

+ José Manuel Lorca Planes

Obispo de Cartagena

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