La fuerza de la oración

Carta Pastoral del Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes.

En este domingo vamos a disfrutar de la alabanza a Dios, porque en su Palabra se nos habla de la importancia de ponerse en contacto con Él, mejor, se nos dice de la necesidad de ponernos en contacto todos los días con Él y cuantas más veces mejor. En las lecturas se resalta el poder de la intercesión: «cuando te invoqué, Señor, me escuchaste», que repetiremos una y otra vez en el salmo; también se destaca la capacidad de escucha de Dios, su cercanía, ante la mediación de Abraham. En segundo lugar, en el Evangelio veremos como los discípulos le piden a Jesús que les enseñe a orar y esto ¿a qué se debe? Sencillamente, que le han visto orar con mucha frecuencia, en todos los momentos importantes de su vida. El testimonio de Jesús arrastra a los discípulos al mismo trato con el Padre. Esta es su lección, orar, orar siempre, en todo momento

Nos podemos preguntar acerca de nuestra vida de oración y de si los cristianos hemos entendido lo que supone orar, la fuerza de la intercesión. Es verdad que hemos oído con frecuencia, en nuestro «culto y autosuficiente mundo», que eso de hablar de la oración ha pasado de moda, que es propio de personas antiguas, cosa de las abuelas; que hablar de orar significa alejarse del mundo y de sus problemas, como si oración y compromiso estuvieran reñidos. Pero nada más lejos de la realidad, porque la oración a Dios surge precisamente de la vida, una vida comprometida lleva espontáneamente a la oración, pero lo contrario también es verdad, una vida intensa de oración lleva necesariamente a una vida seria.

El que ora, como Jesús, ha dicho que SÍ a la voluntad de Dios. Quiere que Dios sea lo más importante en su vida, porque la experiencia de vivir cerca del Señor no se puede cambiar por nada en el mundo, ya que ha experimentado el gran amor que Dios le tiene y que, además, le puede llamar Padre, Padre nuestro. Por esta razón, San Pablo, no tiene otra manera de expresar su agradecimiento al amor de Dios que de esta manera: «Todo lo considero basura comparado con el conocimiento de Cristo Jesús». A medida que vamos creciendo en la vida cristiana, vamos creciendo en oración, que a ello estamos invitados por Jesús: «Orad», «pedid en mi nombre»; incluso nos enseñó a orar, como hemos escuchado en el Evangelio de hoy. Jesús nos advirtió que la oración es necesaria, que debe ser humilde, atenta, perseverante y confiada en la bondad del Padre.

Hoy hemos aprendido del Señor la necesidad de orar, sobre el modo de orar y sobre la confianza que tenemos de ser escuchados. Pidamos unos por otros.

+ José Manuel Lorca Planes

Obispo de Cartagena

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