Homilía en el Tricentenario de la Virgen de la Caridad a Cartagena

Tricentenario de la venida de la imagen de la Virgen de la Caridad a Cartagena y centenario de su coronación canónica

Cartagena, en la explanada del puerto, 23 de abril de 2023

 

Queridos hermanos sacerdotes, religiosos, religiosas… Excmo. Sr. Presidente de la Comunidad Autónoma

Excmo. Sr. Presidente de la Asamblea Regional Excma. Sra. Delegada del Gobierno

Excma. Sra. Alcaldesa y Corporación Municipal

Excmas. e Ilmas. autoridades civiles, militares, académicas, judiciales… Hermano Mayor del Real y Santo Hospital de Caridad y Junta de Gobierno Señoras de la Corte de Honor de la Virgen de la Caridad

Hnos. Mayores de las Cofradías de Cartagena Hermanos y hermanas.

 

 

Hoy es un día histórico para todos nosotros, un día para recordarlo siempre y para bendecir al Señor por la bendita hora en la que desembarcó en este puerto la imagen de la Santísima Virgen de la Caridad, la Madre de Dios, que ha acompañado a los cartageneros en las alegrías y en las penas durante trescientos años y ha velado por tantos enfermos que fueron atendidos en su Real y Santo Hospital de Caridad.

 

La Virgen nos vuelve a reunir, como nos cuentan los Hechos de los Apóstoles, en este nuevo cenáculo, para celebrar la Eucaristía puestos en oración y con la firme decisión de mantenernos unidos como un nuevo Pentecostés. Aquel acontecimiento fue determinante para ayudar a comprender cuál era el estilo de la Iglesia naciente: estar unidos. La comunión y la unidad es la esencia de la Iglesia, lo que la ha caracterizado siempre, tanto que en las dificultades y en las persecuciones no se rompió el estilo, y siempre ha sabido mantener la unidad. Esta era la voluntad expresa del Señor: «Que sean uno como tú y yo somos uno… para que el mundo crea» (Jn 17). La unidad es el elemento fundamental para la Nueva Evangelización. Y ahí estaba presente la Santísima Virgen María, animando a todos, manteniendo el espíritu de su Hijo y el ser de la Iglesia.

 

En esta fiesta de Cartagena, con ánimo renovado, seguimos celebrando la Pascua, nos seguimos reuniendo con fe firme en la persona de Cristo Resucitado. Recordad la primera lectura en la que se destaca el testimonio de san Pedro, que es como una confesión de fe, cuando afirma que Dios le resucitó rompiendo las ataduras de la muerte. Este es el mensaje central que da sentido a todo en nuestra vida de creyentes: La resurrección de Jesús es lo que da razón a tanta alegría. Porque Jesús ha resucitado y ha vencido a la muerte debemos mantenernos unidos, para cantar las alabanzas a Dios, celebrar la victoria de Nuestro Señor escuchando su Palabra y celebrando la Eucaristía, lo que el mismo Jesús nos dijo que hiciéramos en memoria suya.

 

En el relato evangélico encontramos el sendero de la vida, el camino para encontrarnos de verdad con Jesús presente en medio de nosotros. Primero en la escucha de la Palabra, tal como lo dice san Lucas: Les explicó las Escrituras… cosa que afirman ellos más adelante, ¿no ardía nuestro corazón mientras nos hablaba? Segundo, por la Eucaristía: Se les abrieron los ojos y lo reconocieron… y contaron cómo le habían reconocido al partir el pan. El proceso del encuentro con el Señor continúa en la necesidad de contarlo, en la necesidad de ponerse en camino. San Agustín nos lo recuerda con estas palabras: «Pues bien, hermanos, ¿cuándo se dejó reconocer el Señor? En la fracción del pan. En nosotros no hay ninguna sorpresa: partimos el pan y reconocemos al Señor. (…) Tú, que crees en Él, que no llevas en vano el nombre de cristiano; tú, que no entras en la Iglesia por azar; tú, que escuchas la palabra de Dios con temor y esperanza, hallas consuelo en la fracción del pan. La ausencia de Dios no es una ausencia. Ten fe, y Él estará contigo, aunque no lo veas».

 

¡Qué suerte tenemos al reconocer a la Virgen María de la Caridad en medio de la ciudad, en medio nosotros! Sí, Ella está cerca, no nos ha abandonado nunca y nos recuerda que no sólo la unidad es esencial para sus hijos, sino que no perdamos de vista el rostro de su Hijo Jesús, que nos cura, nos salva y su misericordia es infinita. No sólo debemos estar unidos entre nosotros, como hermanos, sino, además, en oración, unidos a Dios, a la escucha de Dios. Si la Virgen ha estado toda su vida en comunión con el Padre Dios, ¿no va a estar cerca de nosotros en las dificultades e incluso cuando nos hemos alejado del Señor? Ella nos conoce, sabe de nuestras fatigas y sufrimientos, es experta en el dolor por el Reino de los cielos: ha sufrido las incomprensiones de sus paisanos, la huida a Egipto, ha vivido entre nosotros en la pobreza, ha estado cerca en la vida pública de Jesús, junto a la cruz, las lágrimas… y aquí la tenemos con Jesús en su regazo. Ella es Madre y no deja para mañana las necesidades de sus hijos, lo ha solucionado todo dirigiendo su mirada al Señor, confiando en Él.

 

Ya se pueden imaginar lo que supone estar hoy aquí, en esta celebración histórica junto a nuestra patrona en Cartagena, delante de la verdadera imagen de Nuestra Madre con todos sus hijos, viviendo estos aniversarios históricos y rodeada de todo nuestro cariño. Agradecemos al Excmo. Ayuntamiento de Cartagena que haya tenido a bien declarar el año 2023 como el Año de la Patrona con el fin de celebrar actos conmemorativos. Para Cartagena es una necesidad ir a la casa de la Madre de la Caridad, que los hijos puedan contarle sus alegrías y penas, sus sufrimientos o darle gracias y mirar su bendita imagen.

 

Que la Santísima Virgen María nos ayude en esta tarea e interceda ante su Hijo por nosotros, especialmente enviándonos nuevas vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa. Te lo pido a ti, «Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz1».

 

¡Madre de la Caridad no te olvides del agua para nuestros campos, ya conoces el sufrimiento de todos los agricultores y la escasez de los embalses, ¡concédenos el don de la lluvia!; escucha especialmente las súplicas de los que sufren!, disipa los negros

1 PAPA FRANCISCO, Ib., Cf. oracio´n final, 288. En este tiempo de alegrí´a deben reforzarse los evangelizadores en las parroquias, movimientos, asociaciones, con la palabra y el ejemplo, como leemos en los Hechos de los Apo´stoles, despertando a este mundo dormido y que puedan reconocer el rostro de Cristo, nuestro Dios, Sen˜ or y Salvador.

 

nubarrones en las casas donde les ha visitado la tormenta y el drama del paro, la crisis económica; dale esperanzas a los atribulados y cuida de lo más débiles.

 

Os comunico que, he pedido a la Penitenciaría Apostólica, que pueda ser lucrada la Indulgencia Plenaria y la Bendición Apostólica para todos los que participáis presencialmente en la Eucaristía de este domingo, 23 de abril de 2023, en la explanada del Puerto de Cartagena, así como para los ancianos, enfermos e impedidos que lo hagan a través de la transmisión de TRECE Televisión para toda España. Agradezco la delicadeza y rapidez de esta concesión. Como siempre, para lucrarse de este don debemos cumplir las condiciones que pide la Iglesia: participar en la Eucaristía, confesar, comulgar y rezar por las intenciones del Santo Padre.

 

+ José Manuel Lorca Planes Obispo de Cartagena

Contenido relacionado

Enlaces de interés

ODISUR
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.