Escrito del Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, en el XV Domingo del Tiempo Ordinario.
¡Qué mensaje más bello nos regala el Señor en su Palabra! El salmo 68 nos está pidiendo el corazón todo entero para el Señor, nunca saldremos defraudados de esta experiencia. El salmista aconseja buscar al Señor y nos anima a ponernos en marcha con urgencia y con confianza, porque existen mil formas de hacerlo, cada uno tiene sus posibilidades para poderle reconocer cercano e interesado por todos, por nuestra salvación. La conclusión a la que se llega después de escuchar estas palabras es positiva, especialmente porque nos dice que Dios no se esconde, que aunque uno esté pasando por una situación dolorosa o esté en esclavitud, de todo te liberará Dios; que aunque te reconozcas pobre y dolorido, el Señor te protegerá con una liberación segura. Son palabras de esperanza y de consuelo, porque ves que Dios escucha y no desprecia al afligido, al pobre o al prisionero.
La segunda lectura es un cántico de alabanza a Dios por Jesucristo, es un himno cristológico con una especial belleza e intensidad, porque puedes ver cómo se va describiendo a Nuestro Señor como el que ha dado cumplimiento a la Sabiduría divina que canta el Antiguo Testamento y cómo sigue el ritmo del Credo: Cristo imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura, Dios de Dios, creador de todo lo visible e invisible… Es la cabeza de la Iglesia, en Él reside toda plenitud… Por medio de Él viene la reconciliación con todos los seres, haciendo la paz, por la sangre de la Cruz. En este texto encontramos las razones que se nos daban anteriormente para la esperanza y para la acción de gracias: la única razón poderosa es Cristo, Nuestro Señor. Si buscas a Cristo vivirá tu corazón, porque Cristo es como el centro rector del universo, como el centro de unidad y armonía en el que fue creado el universo. El universo tiene su objetivo y perfección en Cristo; Él es la cabeza de la Iglesia, el principio de autoridad y fuente de vida y crecimiento.
Tendríamos que oír el Evangelio que nos propone la Iglesia puestos de rodillas, porque Jesús está inmenso en el diálogo con un letrado, que ha venido con intenciones perversas, ha venido con el propósito de tenderle trampas a Jesús aferrándose a la ley como respuesta de todo. Pero no conocía a Nuestro Señor, el cual no se inmutó en absoluto, su afán será que abra los ojos a la verdad. Jesús le ofrece otro camino alternativo a la ley, más amplio y hermoso, pero sin despreciar la ley, que no la excluye, sino que le da sentido, y le propone el amor. La oferta del Maestro es muy sencilla, poner en práctica lo que le dice la ley, que haga suya la letra; que entre dentro de su ser y salte de la música de las palabras a los hechos.
Jesús quiere ponérselo fácil, para que entienda bien todo el sentido de sus palabras y para ello utiliza un ejemplo: la parábola del buen samaritano. Por dos veces recoge el evangelista eso de: “venga, hombre, muy bien, pero ponlo en práctica”. Así son las cosas, este anónimo personaje ha querido ahogar al Señor con una pregunta capciosa, pero no contaba con que Dios es sabio y le quiere tender la mano. Al final se ha ido con una lección: el amor es mejor camino que la ley y que prójimo es el que practica la misericordia. Jesús nos pide un amor samaritano.
+ José Manuel Lorca Planes
Obispo de Cartagena