Un millar de personas acudió ayer a la Misa de las Familias en la Catedral, presidida por el Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, y concelebrada por el Vicario General y Deán-Presidente de la Catedral, D. Juan Tudela; y el Delegado Episcopal de Pastoral Familiar y Defensa de la Vida, D. Pedro Tudela, entre otros sacerdotes. El Sr. Obispo ha querido que este año se celebrara el Día de la Sagrada Familia de una forma especial en las parroquias a la vez que él presidía la Misa en la Catedral, a la que acudieron los representantes de todos los movimientos de familia con presencia en la Diócesis.
El Sr. Obispo comenzó su homilía dando gracias a Dios por el «enorme regalo de la familia»; y resaltó la importancia de su implicación y compromiso en la sociedad para «transformar las realidades sociales». Habló también de la familia como «realidad herida y que necesita ser sanada», haciendo alusión a la crisis que atraviesa el núcleo familiar en la sociedad actual.
Mons. Lorca recordó que en la carta pastoral de este año decía que «la familia se convierte en generadora de la espiritualidad de la caridad que nos impulsa al amor verdadero, al respeto de la dignidad de todo ser humano, a la aceptación de uno mismo, a la entrega generosa por causa de Cristo y al servicio desinteresado buscando el bien común para todos».
Animó a las familias presentes en la Catedral a relacionarse e implicarse en los diferentes movimientos y asociaciones de apostolado de la familia y también aseguró que es necesario pedir a las instituciones públicas que presten la «ayuda y protección necesarias para la estabilidad y seguridad de las familias» porque «la familia no es un tema marginal, no es una cosa secundaria».
Una vez más, el Sr. Obispo recordó a los padres que es en el núcleo familiar donde debe transmitirse la fe a través de la participación en la Eucaristía dominical, la formación de los hijos en la fe o mediante los diferentes signos diarios que realiza un cristiano. «Dentro de la familia se recibe, se educa y se cuida la vida del hombre de un modo excelente; cada persona es valorada por sí misma prescindiendo de la utilidad que pueda reportar», explicó.
El Obispo de Cartagena quiso dar gracias a Dios por todo lo que a él le ha regalado; «aunque dejé el proyecto de construir una familia he ganado en padres, madres y hermanos, porque donde he estado me he encontrado siempre en familia», dijo.