Mons. Reig Pla concelebra con 280 sacerdotes de la Diócesis. El Obispo de Cartagena y electo de Alcalá de Henares, presidió en la mañana del miércoles 25 de marzo, una Eucaristía de despedida concelebrada por los sacerdotes de la diócesis. Numerosos sacerdotes y una gran cantidad de religiosas y fieles se sumaron a este acto que tuvo lugar en la Catedral. El Vicario General de la Diócesis, D. Miguel Ángel Cárceles, abrió la celebración con un emotivo agradecimiento al Obispo, recordando las propias predicaciones de nuestro pastor que tanto han supuesto para la formación espiritual y personal del presbiterio.
Siguiendo el ejemplo de la Santísima Virgen María, como bien reflejaba el evangelio de ayer, Solemnidad de la Anunciación, el Obispo indicó en su homilía que “nuestro descanso es la fe en Dios”. “Dios nos precede en todo cuanto acontece – afirmó.- Para Dios no hay nada imposible. De esta palabra vive la Iglesia y también vuestro obispo”. Reig Pla explicó que “el Señor nos da un signo con la virginidad de la Iglesia que engendra un pueblo nuevo para poder proclamar las alabanzas de Dios”. La Virgen María nos presenta a la humilde de Nazaret que descansa toda Ella en la Omnipotencia divina. El sucesor de los Apóstoles remarcó la referencia clave de Nuestra Señora para la vida sacerdotal: “Ella, concebida sin pecado, ha estado abierta totalmente y con disponibilidad plena y absoluta a Dios”. “¿Sabéis el horizonte que se abre con esta disponibilidad? – cuestionó. – Se abre la puerta de la Omnipotencia Divina, la Omnipotencia de su Gracia”. De igual modo, D. Juan Antonio Reig Pla señaló la renuncia propia que supone el estar abierto a la voluntad divina – “Es abrir nuestro corazón para que el Señor nos engrandezca con su Gracia”. “Sólo atando a la verdad nuestra libertad con la obediencia podremos ser fecundos- apuntó.- Debemos atarnos a esta Sabiduría Divina, por los caminos que sólo Él sabe”.
Mons. Reig manifestó su alegría ante el obsequio de Dios que, “no teniendo en cuenta mis errores y pecados, me da otra oportunidad de empezar de nuevo”. Así mostró el obispo “lo extraordinario que significa mirar la realidad con fe”. Reig Pla aludió a las palabras de Nuestra Madre cuando al decir “Hágase en mí según tu palabra” ocurre la Encarnación del Verbo para explicar las maravillas que se derivan del abandono en la Providencia Divina. “Todo lo que nos sucede, nuestra historia – que en cada uno de nosotros se hace biografía – no está al margen de la Providencia de Dios”. Así, nuestro pastor comunicó que debemos dar gracias a Dios, que “a través de los acontecimientos nos está hablando para nuestra conversión; como a la Santísima Virgen, para hacer su voluntad”.
Reig Pla meditó sobre el infinito amor del Señor, que en la cruz dio su vida por nosotros. “Si tanto es el amor de Dios, ¿cómo no vamos a querer sufrir por Él? Ofrecer toda nuestra persona para ser réplica de Cristo, de manera que los fieles puedan encontrar en nosotros el rostro de Jesucristo, obediente y fiel hasta la muerte”. El Sr. Obispo pidió a los fieles que depositaran su confianza únicamente en Dios para que no se meta el demonio y subrayó que “ésta es una ocasión espléndida, para que obsequiemos a la Iglesia con una comunión plena entre el presbiterio, un amor extraordinario entre nosotros y un amor filial al Papa Benedicto XVI”. “He procurado quereros, he puesto todo mi empeño en que veáis en mí el rostro del Buen Pastor – alegó.- Pero también tengo que pediros perdón por mis errores… y suplicaros que améis al próximo obispo que venga”. Reig Pla reiteró su deseo de que en la diócesis se mantenga “un amor fiel al Santo Padre, un amor fiel entre vosotros y el amor por el próximo obispo, como habéis amado a mis predecesores y a mí”. El Obispo encomendó todas sus intenciones a la Virgen de la Fuensanta que les acompañó en toda la celebración. “A la Santísima Virgen le doy toda mi voluntad de querer amar a la Iglesia y al Santo Padre”. La homilía terminó con un emocionante y largo aplauso de los sacerdotes y fieles que, conmovidos, quisieron demostrar todo el cariño por el pastor que como un padre les ha guiado durante más de tres años.
Al finalizar la Eucaristía, el Vicario General entregó al Obispo un cáliz como obsequio de todo el presbiterio. Este cáliz está adornado con cuatro medallones que representan las escenas bíblicas de: la Anunciación, la Natividad, la Adoración de los Reyes Magos y la Huída a Egipto. Los sacerdotes, que conocen bien el amor de D. Juan Antonio Reig Pla por Nuestra Madre del Cielo, han querido que a través de este cáliz, nuestro Obispo se una con la Santísima Virgen en el sacrificio de su Hijo. Un cáliz que, como bien indicó, siempre le vinculará al corazón de la diócesis de Cartagena. Otro enorme aplauso selló esta celebración, coreado por fuertes: “¡Viva el Obispo!” despidiendo a nuestro querido pastor, D. Juan Antonio Reig Pla.