La barriada de Villalba es una de las zonas más desfavorecidas de Cartagena, con un alto índice de pobreza y fracaso escolar. Desde la Casa de Ejercicios y Espiritualidad San José del Coto Dorda trabajan para cambiar esta situación.
“Custodiar a la gente, preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón”. Con esas palabras iniciaba el Papa Francisco su pontificado el 19 de marzo de 2013, en una homilía en la que exhortó a la Iglesia a custodiar todo lo creado, la naturaleza y al hombre.
Esa custodia y responsabilidad de guardar y cuidar a quien más lo necesita es el motor que empujó, hace ya casi nueve años, a comenzar una labor de ayuda en el barrio de Villalba, en Cartagena, bajo el nombre Custodire (custodiar en italiano). Un proyecto que se desarrolla en la Casa de Ejercicios y Espiritualidad San José, del Coto Dorda.
Se trata de una zona muy desfavorecida. Allí viven familias muy pobres, algunas tienen verdadera dificultad para comer a diario. Y no sólo la pobreza es física, sino sobre todo, afectiva. Existe un abandono muy grande hacia los vecinos. Incluso el abandono ha llegado hasta el colegio, donde el fracaso escolar era continuado y poco se hacía por evitarlo.
Una colaboradora de Custodire y miembro del equipo de pastoral del Coto Dorda, Ana Cruces, ha sido una de las impulsoras de este proyecto: “Es un barrio con mucha gente buena que necesita un apoyo fuerte en la formación y desde el principio hemos tenido la esperanza de romper esa cadena trabajando con ellos. Todo con la fuerza del Señor”.
Formación y atención
Junto a ella, unos 10 voluntarios trabajan en este proyecto que quiere cambiar la mirada y las perspectivas del barrio. La actividad central de Custodire es la atención a los niños. Tres días en semana reciben refuerzo escolar, que consiste en clases de ayuda y apoyo en el estudio, merienda y realización de una actividad (teatro, tecnología…). Son unos 17 niños y su edad va de los siete a los catorce años.
Una de las voluntarias del programa, Carmen Gloria Miranda, asegura que ya han podido ver algunos frutos de este trabajo: “Los logros son muy distintos; hemos conseguido, por ejemplo, que una niña y sus hermanos cambien de colegio. Que salgan del colegio del barrio y vayan a uno en el centro de Cartagena es importante. Queremos que los niños se inserten en Cartagena y que sepan que hay más vida fuera del barrio”.
La formación religiosa también está presente en este apoyo escolar, al igual que el deporte y actividades como el teatro. Además, el año pasado incluyeron una escuela de verano, que este año han abierto a otros niños que no son del barrio.
A los padres por los niños
Pero la labor que realizan no se limita tan sólo a la formación de los niños, sino que también llega a sus padres. Desde hace dos años Custodire se ha fortalecido y la labor de los voluntarios está totalmente volcada con las familias. “Para ellos hacemos talleres de costura, lectura, visitas a Cartagena, formación religiosa”, porque, como asegura Carmen Gloria, es necesario que “se sientan útiles, que salgan del agobio de no saber qué comer”.
La casa del Coto Dorda se ha convertido en custodio del barrio, de las familias y de su futuro, gracias a la colaboración de muchas personas que dan lo que tienen para que ellos, día a día, puedan seguir creciendo.