Mons. Lorca Planes, Obispo de Cartagena, preside la Misa en el acto de clausura.
El Obispo de la Diócesis de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, presidió ayer por la tarde la Misa de clausura de curso del Instituto Pontificio Juan Pablo II para estudios sobre Matrimonio y Familia. La celebración tuvo lugar en la Capilla de los Vélez de la Santa Iglesia Catedral de Murcia, y estuvo concelebrada por el Vicario General, D. Juan Tudela, el Director de este Instituto, D. Albert Guerrero y varios sacerdotes.
Al comienzo del acto intervino D. Alberto Guerrero, el Director del Instituto Pontificio Juan Pablo II, quien disertó sobre la figura de Juan Pablo II y a la fundación del Instituto. “En colaboración con el Sr. Obispo, queremos hacer todo lo posible para difundir lo más noble que Dios ha constituido: la familia”- apuntó.
En su homilía, Mons. José Manuel Lorca Planes subrayó la necesidad de consolidar la familia enraizada en los valores cristianos en esta sociedad en la que “el intento de deformar la idea de la familia es grave”. “Romper la familia es romper la sociedad”-ratificó. En este sentido, explicó que “el arma que utiliza un cristiano es el amor”. “Si hay un mandamiento que mantiene vivo al cristiano es el amor”-añadió.
El Sr. Obispo indicó que “no se trata tanto de enseñar a los hijos unos valores, sino que habría que ponerle el apellido: valores cristianos”. De este modo, aseveró que “una persona que vive la dimensión de la fe, lleva impregnados los valores humanos”.
El Prelado profundizó en el concepto de “familia” que Dios nos ha mostrado desde el principio. “Cuando miras a Dios, lo reconoces como un Padre”-afirmó. Mons. Lorca hizo referencia también al modelo de familia reflejado en el icono de la Santísima Trinidad. El Pastor señaló que esta unión Trinitaria supone “el modelo extraordinario de lo que significa amar con todo el corazón”. “El que ama a Dios tiene asegurado el amor a los demás”- remarcó. “El Señor te lleva a contemplar el rostro del otro. El respeto a Dios lleva a respetar al otro. Y respetar al otro lleva a contemplar el rostro de Dios”-argumentó. “El amor de Dios es tan extraordinariamente exigente que nos lleva a respetar la vida del otro”- constató.
Mons. Lorca Planes animó a los presentes a “hacer un alto en el camino” y revisar el modo en que se está viviendo la fe. En el caso de las familias, les invitó a “tomar las decisiones que haya que tomar para potenciar el amor de los esposos”. “Cuando está el corazón detrás, sabes que Dios te ha tocado en lo más hondo del ser, es cuando uno empieza a ser totalmente feliz”. El Obispo precisó que, cuando sucede lo contrario, la vida se puede convertir en “interpretar un papel”. Así, expresó que “representar papeles no es aconsejable para el cristiano. El único papel que hay que representar es el de ser hijos de Dios”.
“Cuando en el altar un hombre y una mujer se dicen ‘sí’, están apuntando a una entrega total en Dios”- destacó. A su vez, reconoció que las dificultades están ahí por nuestra propia existencia y debilidad, pero que no obstante, “hay una línea conductora que nos mantiene y que nos lleva hacia Dios”.
La tarea del Instituto Juan Pablo II, según describió el Sr. Obispo, se centra en “iluminar la verdad del amor como camino de plenitud en todas las formas de existencia humana”. De esta forma, “el matrimonio se convierte en un bien para la sociedad”- apostilló. “Un cristiano que vive desde la Verdad, desde Cristo, aportará con su vida muchísimos valores a una sociedad que quiere vivir en paz y en armonía”.
Mons. Lorca quiso dar gracias a Dios por la creación del Instituto Pontificio Juan Pablo II que abrió en la Diócesis de Cartagena su predecesor, Mons. Juan Antonio Reig Pla, manifestando que “el hecho de tener este Instituto es un regalo del Cielo”.
