Entre las personas que asistieron a la Misa por las familias estaba el Obispo diocesano, Mons. José Manuel Lorca Planes.
“La familia es la mejor escuela donde se aprende a vivir aquellos valores que dignifican a la persona y hacen grandes a los pueblos”. Así defendía ayer el Santo Padre la institución familiar en el mensaje que ofreció para los españoles congregados en la Plaza de Lima de Madrid, con motivo de la Fiesta de la Sagrada Familia. Cientos de miles de personas de todo el mundo acudieron a esta celebración en defensa de la vida familiar. Según han informado, este encuentro contó con la participación de catorce obispos europeos y más de cuarenta obispos españoles, además de algunos cardenales y arzobispos, así como el nuevo Nuncio del Papa, el italiano Renzo Fratini. El cardenal Rouco Varela destacó la presencia del Cardenal Prefecto del Pontificio Consejo para las Familias.
Los últimos datos recogidos sobre los fieles de nuestra diócesis de Cartagena que asistieron a esta Fiesta se aproximan a las 3.000 personas, entre ellas, nuestro Obispo diocesano, Mons. José Manuel Lorca Planes. Según informó el Delegado Episcopal de Pastoral Familiar y Defensa de la Vida, en total fueron 34 autobuses los que salieron de las Vicarías de Murcia, Cartagena, Campo de Cartagena, Lorca, Caravaca – Mula y Cieza – Yecla. A esta cantidad se suma la de todos los que quisieron viajar en sus propios coches.
Benedicto XVI quiso manifestar su apoyo a esta celebración multitudinaria y animó a dar “testimonio sereno y firme de la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, salvaguardándola y promoviéndola, pues ella es de suma importancia para el presente y el futuro de la humanidad”. “Dios, habiendo venido al mundo en el seno de una familia, – expresó el Pontífice- manifiesta que esta institución es camino seguro para encontrarlo y conocerlo, así como un llamamiento permanente a trabajar por la unidad de todos en torno al amor".
La Eucaristía estuvo presidida por el Cardenal Arzobispo de Madrid, Mons. Antonio María Rouco Varela. En primer lugar, el Cardenal quiso agradecer a Nuestro Señor el “el inmenso don de la familia cristiana: familia que se mira en la Sagrada Familia de Nazareth como el modelo insuperable y decisivo para poder vivir en plenitud la riqueza de la gracia del matrimonio cristiano en el día a día del crecer y del quehacer de la propia familia.” Asimismo, Mons. Rouco Varela indicó que “la familia cristiana sabe, además, que en Jesús, María y José, encuentra el apoyo sobrenatural necesario que le ha sido preparado amorosamente por Dios para que no desfallezca en la realización de su hermosa vocación.” El prelado apuntó que “el modelo de la familia cristiana es el que responde fielmente a la voluntad de Dios y, por ello, es el que garantiza el bien fundamental e insustituible de la familia para sus propios miembros –los padres y los hijos en eminente lugar– para toda la sociedad y, no en último lugar, para la Iglesia".
Rouco Varela hizo alusión a “ese otro lenguaje de los diversos modelos de familia, que parece adueñarse, avasallador y sin réplica alguna, de la mentalidad y de la cultura de nuestro tiempo”, resaltando que “no responde a la verdad natural de la familia”. Así explicó la incapacidad de resolver la problemática social en que está sumergida nuestra sociedad, “tantas veces cruel y dolorosa de los fracasos materiales, morales y espirituales que afligen hoy al hombre”.
El Cardenal expuso el modelo de la Sagrada Familia, formada por Jesús, María y José como referencia para todas las familias de hoy. “Llama la atención desde el primer momento de su preparación y constitución que lo que guía y mueve a María y a José a desposarse y acoger en su seno al Hijo, a Jesús, es el cumplimiento de la voluntad de Dios sin condiciones; aunque, humanamente hablando, les cueste comprenderla”- alegó.
“¿Verdad que también vosotros podéis certificar que, cuando todo ese edificio de íntimas relaciones personales entre vosotros y con vuestros hijos se fundamenta en la vivencia fiel y siempre renovada de vuestro compromiso contraído sacramentalmente en Cristo, ante Dios y ante la Iglesia, os es posible e incluso sencillo y gratificante configurar vuestra familia como esa íntima comunidad de vida y amor donde se va abriendo día a día, “cruz a cruz”, el camino de la verdadera felicidad?”, cuestionó.
Con todo, Rouco habló de los peligros que atañen a las familias en la Europa contemporánea, como son el aborto, la crisis económica, así como el miedo de los ancianos, enfermos terminales o personas discapacitadas que no cuentan con un entorno familiar que las cobije. No obstante, ante este panorama “oscuro y desolador”, comentó que se abre también una ventana a la esperanza: “Con el «sí» gozoso a vuestro matrimonio y a vuestra familia, sentida y edificada cristianamente como representación viva del amor de Dios –amor de oblación y entrega, ofrecido y fecundo también en “vuestra carne”– y con vuestro “sí” al matrimonio y a la familia como “el santuario de la vida” y fundamento de la sociedad, estáis abriendo de nuevo el surco para el verdadero porvenir de la Europa del presente y del futuro”.
“Europa, sin vosotras, queridas familias cristianas, – añadió- se quedaría prácticamente sin hijos o, lo que es lo mismo, sin el futuro de la vida. Sin vosotras, Europa se quedaría sin el futuro del amor, conocido y ejercitado gratuitamente; se quedaría sin la riqueza de la experiencia del ser amado por lo que se es y no por lo que se tiene. ¡El futuro de Europa pasa por vosotras, queridas familias cristianas!”, remarcó.
