Carta pastoral el Obispo de Cádiz y Ceuta, D. Antonio Ceballos Atienza. Mis queridos diocesanos:
La conservación del medio ambiente, la promoción del desarrollo sostenible y la atención particular al cambio climático son cuestiones que preocupan hoy mucho a toda la familia humana.
Los graves problemas ecológicos de nuestro tiempo, exigen un cambio de nuestra mentalidad que conlleva necesariamente nuevos estilos de vida y un cambio de mentalidad más solidario para que el desarrollo sea sostenible.
1. Hay que cuidar y preservar el medio ambiente
El Papa Benedicto XVI ante 500.000 jóvenes, reunidos en el Santuario de Loreto (Italia), les ha exhortado a dar un sí decidido a “la protección del medio ambiente” y un compromiso fuerte para invertir las tendencias que amenazan con llevar a “situaciones de degradación inaccesibles” por lo que son necesarias tomar “decisiones valientes” antes de que sea “demasiado tarde”.
Hay que cuidar y preservar el medio ambiente, ya que es a las nuevas generaciones a quienes está confiado el futuro del planeta, que lleva las señales de un desarrollo que no siempre ha sabido proteger los delicados equilibrios de la naturaleza.
2. Algunos rasgos de la situación actual del medio ambiente
Vivimos en una sociedad que cree que la felicidad está en consumir, de tal manera que se nos transmite que es preciso consumir, para que la economía funcione, y que de lo contrario está fuera del sistema.
Por otro lado se levantan voces diciendo que esta forma de consumo es insostenible, y que de seguir así el planeta está gravemente amenazado, porque nuestro sistema actual es depredador con el medio ambiente.
3. Desarrollo sostenible
En 1987, en el documento Nuestro futuro común, aparece por primera vez, de forma oficial, el término “desarrollo sostenible”, definiéndolo como “el desarrollo que da respuesta a las necesidades presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para resolver sus propias necesidades”. También decía: “Para llegar a este desarrollo es necesario un cambio tecnológico y social”.
En 1992 se celebra en Río, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre medio ambiente y desarrollo, en donde se unió la preocupación sobre estos temas a las desigualdades entre Norte y Sur, y la tarea de erradicar la pobreza como requisito indispensable del desarrollo y del medio ambiente.
En 1997 se firma el protocolo de Kyoto con el fin de regular las emisiones de gases que aumenten el efecto invernadero, responsable de sequías, desertizaciones y catástrofes, que afecta más a los pobres.
4. Explotación indiscriminada de los recursos
A partir de estas fechas hasta nuestros días, se han ido multiplicando los encuentros a todos los niveles, para abordar el grave problema que la explotación indiscriminada de los recursos está ocasionando en el planeta.
Como consecuencias del deterioro del medio ambiente se producen entre otras las siguientes consecuencias:
– Destrucción de la capa de ozono. Aumento del efecto invernadero. Cambio climático.
– Contaminación del mar por vertidos realizados: desde tierra, desde buques radioactivos, etc.
– Deforestaciones indiscriminadas y masivas, teniendo entre otras consecuencias la desertización.
– Escasez de agua potable y de riego lo que provoca hambruna, epidemias y muerte.
Lo que llamamos “desarrollo” se produce de una forma equilibrada. El dato más escandaloso es que la mayoría de los recursos proceden precisamente de los países más empobrecidos. La mayor parte del petróleo, de los metales, de la madera, de los monocultivos, etc., se encuentran en los países pobres.
Más de mil doscientos millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza. El cuidado del medio ambiente tiene que ver mucho con el mandato evangélico, “por que tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me alojasteis; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo, y mi visitasteis; en la cárcel y fuisteis a verme” (Mt 25,35-36).
5. Plan de Dios
El Dios de la vida encomendó al ser humano su obra creadora para que “la cultivase y la guardara” (Gn 2,15). Jesús conocía muy bien la preocupación del Padre por las criaturas que Él alimenta y embellece (cf. Lc 12, 24.28).Y mientras recorría los caminos de Galilea no sólo se detenía a contemplar la hermosura de la naturaleza, sino que invitaba a sus discípulos a reconocer el mensaje escondido en las cosas (cf. Lc 12,24-27).
6. El “hacer “ y el “tener” sobre el “Ser”
La tendencia a la explotación indiscriminada de los recursos de la naturaleza y los abusos de los mismos, es fruto de una actitud de pecado en la que prevalece el “hacer” y el “tener” sobre el “ser”. Desde esa actitud el hombre no sólo destruye la naturaleza, sino que camina hacia su propia destrucción.
7. Magisterio de la Iglesia: responsabilidad humana
La Doctrina Social de la Iglesia, subraya la responsabilidad humana de preservar un ambiente íntegro y sano para todos. Esta responsabilidad debe ir creciendo entre los cristianos teniendo en cuenta que en nuestra sociedad las necesidades han de ser afrontadas solidaria y globalmente, pues todos los seres dependen unos de otros.
La responsabilidad respecto al medio ambiente y el desarrollo económico deben respetar la integridad y los ritmos de la naturaleza, por el bien de toda la humanidad. Una economía que respete el medio ambiente no buscará únicamente el objetivo del beneficio económico, ya que la orientación ambiental no se puede asegurar en base al cálculo financiero de gastos y beneficios. Especial unidad debe prestarse a la explotación de los “recursos energéticos no renovables”, que han de ser prestados al servicio de toda la humanidad con equidad y solidaridad internacional (cf. Compendio de la doctrina social de la Iglesia, nn. 466-467).
8. Tema del agua
De vital importancia es el tema del agua, que es un bien escaso e imprescindible para la supervivencia. El agua no puede ser tratada como simple mercancía. Su uso ha de ser racional y solidario. El derecho al agua, como cualquier otro derecho, se basa en la dignidad humana, y no en valoraciones económicas o de mercado. Son los países más empobrecidos los que sufren las carencias de este bien, originando muertes y éxodos en poblaciones enteras.
9. Como afrontar este desafío
Benedicto XVI ha sostenido que la defensa del ambiente y la lucha contra las desigualdades en la distribución de los bienes, la promoción de la instrucción y un crecimiento económico sostenible, están entre los principales desafíos del siglo XXI.
El Papa Benedicto considera que para afrontar esos desafíos es necesario basarse en cuatro principios fundamentales de la doctrina social católica: “la dignidad de la persona humana, el bien común, la coordinación de todas las actividades de la sociedad y la solidaridad”.
Destaca, el Papa, que “esos instrumentos claves que surgen del contacto viviente ent
re el Evangelio y las concretas circunstancias sociales, aparece un cuadro base para analizar y afrontar los imperativos que están frente a la humanidad al alba del siglo XXI”.
10. El mundo un regalo de Dios
Los cristianos tenemos que tener la conciencia clara de que este mundo es un regalo de Dios. El mundo aparece ante la mirada del hombre como la huella de Dios (cf. Compendio de la doctrina social de la Iglesia, nn. 472-487). Los recursos de este mundo tenemos que compartirlos, de ahí la necesidad de actuar con una mayor austeridad y responsabilidad en el consumo de combustibles y electricidad.
Esta situación atenta contra el plan que Dios Padre Bueno tiene para la humanidad a fin de que la tierra sea una gran familia fraterna en la que todos estemos reunidos en torno a una misma mesa. La diferencia entre ricos y pobres se acentúa por día y el clamor de los pobres llega hasta nosotros.
11. Toda persona tiene derecho a vivir dignamente
Hay que defender, pues, el derecho que toda persona tiene a vivir dignamente, y eso es posible si se produce un cambio de mentalidad en donde el “ser”, sea más importante que el “tener”, y hemos de comprometernos con el plan de Dios en donde todas las criaturas han de ser respetadas porque tienen un lugar en la creación.
Diariamente mueren más de 50.000 personas de hambre. La mayoría son niños y esto no constituye un escándalo para casi nadie. Nos hemos acostumbrado a ello. El hambre causa más muertos que la guerra. La sobre-explotación del medio ambiente tiene mucho que ver con la injusticia y la miseria.
12. Nuestro compromiso cristiano
A los cristianos se nos plantea, una vez más, ante este grave problema mundial, un reto al que hemos de dar respuesta de acuerdo con el plan de salvación de Dios.
Hay que denunciar las intervenciones humanas en los recursos naturales donde predominan los intereses de grupos económicos que arrasan irracionalmente las fuentes de vida y hay que ser solidarios y austeros en nuestra vida de consumo, para que de esta manera nos unamos a nuestros hermanos más desfavorecidos y a todos lo creado.
La Tierra que Dios nos ha regalado y encomendado para que la cuidemos, está al límite de sus posibilidades y con ella estamos embargando el futuro de las generaciones venideras. Las generaciones que nos suceden tienen derecho a recibir un mundo habitable, y no un mundo con el aire contaminado, con las aguas envenenadas y los recursos naturales agotados. Además las próximas generaciones han de encontrar un mundo fraterno fruto de una civilización del Amor, en donde los recursos se cuiden y se compartan entre todos.
Reza por vosotros, os quiere y bendice,
+ Antonio Ceballos Atienza
Obispo de Cádiz y Ceuta
Cádiz, 2 de junio de 2008