La Creación, hogar, don de Dios

Cada año el 1 de septiembre se celebra la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Así comienza un tiempo especial, llamado el Tiempo de la Creación, que se prolonga hasta el 4 de octubre, memoria de San Francisco de Asíspatrono de la ecología.  Durante ese periodo, las diócesis del mundo proponen iniciativas, celebraciones y actividades encaminadas a concienciar a los fieles de la importancia de trabajar por el cuidado del planeta Tierra.

Desde hace años vivimos con la conciencia de que la Creación es nuestro bien común, que a todos nos pertenece; es nuestra casa común. El reto está ahora en hacer de ella un “hogar común”. La emergencia climática y la crisis ecológica forman parte de los signos de los tiempos. La realidad de las catástrofes naturales pone de manifiesto la emergencia en la que nos encontramos. Tenemos que discernir para descubrir cuál es el mensaje que el Señor nos quiere transmitir. Una vez más, la Palabra de Dios y la enseñanza de la Iglesia nos ayudan a hacer discernimiento de nuestras posturas y a comprometernos para cambiar la realidad.

El Papa Francisco, en su Carta Encíclica «Laudato si«, publicada hace seis años, advierte que algunos cristianos se burlan de las preocupaciones por el medio ambiente y otros muchos son incoherentes, por lo que no quieren cambiar sus hábitos sacando las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en relación con el mundo que nos rodea. Pero –sigue diciendo— “vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana” (LS 217).

«La Creación es un don que nos precede, que nos ha sido dado en común a todos los seres humanos. El mandato de Dios de “dominar” la tierra (Gn 1,28), de “labrarla y cuidarla” (Gn 2,15) nunca significó la explotación sin límites de los recursos”. La naturaleza es un don de Dios y hace referencia a su Creador. En ella Dios tiene algo que decirnos porque tiene que ver con un proyecto del amor de Dios donde cada criatura tiene un valor y un significado. “La Creación solo puede ser entendida como un don que surge de la mano abierta del Padre de todos, como una realidad iluminada por el amor que nos convoca a una comunión universal» (LS 76).

El Papa Francisco, junto a otras instituciones como universidades, empresas, comunidades, parroquias, etc., hace con este ‘Tiempo de la Creación’ una llamada personal a cada uno de nosotros a reforzar nuestro compromiso con el cuidado de nuestra casa común. Nos invita a las comunidades cristianas a “crecer en la conciencia de que todos vivimos en una casa común como miembros de una única familia”.

El lema elegido para este año ‘¿Un hogar para todos? Renovando el Oikos de Dios’ hace referencia a la necesidad de trabajar juntos por la construcción de un hogar (‘oikos’) común. El símbolo es la tienda de Abraham, que representa el compromiso de todos por salvaguardar la casa común. A través de la oración y de unas “buenas prácticas individuales y colectivas”, podemos ayudar a convertir nuestra casa común en un hogar para todos. “Nuestros hábitos de vida repercuten, para bien o para mal, en la vida de los demás (sobre todo en la de los más vulnerables) y en la Creación. Es preciso tomar conciencia de nuestras acciones para iniciar una conversión ecológica y “ser protectores de la obra de Dios” (LS 217).

Amigos: cuidemos la creación y demos gracias a Dios por ella, y, mirando la realidad del mundo y del prójimo, revisemos nuestros hábitos, el uso de las cosas, y que nuestra vida cristiana virtuosa se refleje también en nuestro estilo de vida sobrio. Que descubramos el valor de las cosas pequeñas y no dejemos de pensar en el prójimo del amplio mundo con el que compartimos la casa común.

+ Rafael Zornoza
Obispo de Cádiz y Ceuta

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