«Jóvenes comprometidos con el futuro»

Carta Pastoral del Obispo de Cádiz y Ceuta, Mons. Antonio Ceballos, con motivo del 1º de Mayo.

Mis queridos diocesanos:

La presencia de Jesús obrero, resucitado y vivo en medio de nosotros, nos llena de luz, paz, consuelo y alegría, en esta fiesta de San José obrero y día internacional de todos los trabajadores.

En este día primero de mayo tengamos presentes a cuantos nos acompañan y se empeñan denodadamente en nuestra querida diócesis por el mundo del trabajo: La Comisión Diocesana de Pastoral Obrera, la Hermandad Obrera de Acción Católica, la Juventud Obrera Cristiana, los Equipos Parroquiales de Pastoral Obrera, así como los sacerdotes, religiosos y religiosas que desarrollan su carisma y su labor pastoral en el mundo obrero.

En este día 1 de Mayo del 2011 siento la necesidad, una vez más, de reclamar vuestra atención sobre una problemática que nos preocupa profundamente a todos: La difícil situación de tantas personas que carecen de un puesto de trabajo, sobre todo, los jóvenes. Los jóvenes obreros “arraigados en Cristo y firmes en la fe”, esperan un puesto de trabajo. Esta es la esperanza y compromiso con el futuro. 

1. Día 1º de Mayo y beatificación del Papa Juan Pablo II 

Este año coincide el primero de Mayo con el Domingo segundo de Pascua en el que va a ser Beatificado el Papa Juan Pablo II. En este tiempo la Iglesia celebra con gozo la resurrección de Cristo, primicia del Reino de Dios que nace y crece ya en este mundo. 

Esta Buena Noticia, fundamento y centro de nuestra fe, contrasta con otras muchas noticias que leemos diariamente en el periódico, o de las que somos testigos muy directos. Entre otras noticias negativas y alarmantes, y aprovechando el Día del Trabajo, me refiero a la situación económica y de paro, sobre todo de los jóvenes. 

Los datos y los números siempre resultan ser fríos y se miran como una cosa más de las que están sucediendo en nuestro entorno, pero si tenemos una mirada humana y cristiana sobres estos datos ya no nos parecerán fríos e interpretables según la mirada o el criterio que utilicemos para hacer su valoración. ¿Qué podemos pensar y sentir ante las personas sin trabajo? En España son unos 4,5 millones, y de ellos el 40% son jóvenes (hasta los 25 años). Pero si vemos los datos del paro que corresponden a las poblaciones de nuestra Diócesis de Cádiz y Ceuta, son más de 110.000 personas, y de ellas, más de 15.000 son jóvenes. Estos datos, sin duda, nos quedan más cerca y quizás los conocemos personalmente. 

Se pueden analizar las razones y las causas por las que se ha llegado a esta situación. Podemos valorar tal o cual motivo como más convincente; podemos, y es necesario, analizar esas causas para llegar a conclusiones que solucionen y eviten estos hechos, a todos nos toca hacerlo. Pero es necesario denunciar algo tan evidente: la falta de trabajo conduce a la pobreza, lo estamos viendo, y a los jóvenes los está conduciendo a la desesperanza, a la falta de perspectivas y autoestima, en definitiva, a la pérdida de dignidad.     

La Iglesia, que ha sido puesta por Dios para ser en este mundo signo e instrumento de la nueva creación, inaugurada con la resurrección de Cristo, tiene la misión de anunciar con palabras y obras la Buena Noticia a los que sufren. 

2. Compromiso social de la Iglesia 

En esta linea de compromiso social de la Iglesia, el Venerable Papa Juan Pablo II publica en los primeros meses del año 1988 su encíclica Sollicitudo rei socialis, dedicada a los problemas que genera el desarrollo. Entre esos problemas cita el del paro y el paro juvenil: “No hay persona que no se dé cuenta de la actual y de la creciente gravedad de semejante fenómeno de los países industrializados. Si este aparece de modo alarmante en los países en vía de desarrollo, con su alto índice de crecimiento demográfico y el número tan elevado de población juvenil, en los países de gran desarrollo económico parece que se contraen las fuentes de trabajo, y así las posibilidades de empleo, en vez de aumentar, disminuyen” (SRS 18). 

Ante este panorama el mismo Papa Juan Pablo II nos recuerda en su anterior encíclica Laborem exercens, que la Iglesia proclama y no deja de trabajar por descubrir el valor del trabajo humano y denuncia el fenómeno del paro, “como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano” (LE 8).

En nuestra Diócesis hemos incorporado esta preocupación al objetivo y lema de este primero de mayo del 2011 que titulamos así: “Jóvenes comprometidos con el futuro”, o lo que es lo mismo, la lucha contra el paro. 

3. Los jóvenes y su compromiso con el futuro 

El Venerable Papa Juan Pablo II jamás dudó de los jóvenes, incluso, en los momentos de mayor dificultad, como fueron los años sesenta y setenta. Él decía: “En los jóvenes hay un inmenso potencial de bien y de posibilidades creativas” (cf. Juan Pablo II, Cruzando el umbral de la esperanza). Él siempre tuvo confianza en los jóvenes y ellos lo notaron, se sintieron valorados, reconocidos, y por encima de todo, amados. Juan Pablo II, que será beatificado este día 1 de Mayo de 2011, vio toda la fuerza propulsora de la juventud, la edad por excelencia de la búsqueda de la belleza, la verdad, el bien, la justicia y la solidaridad. Y señalándoles siempre estos altos ideales les decía: “Confirmo mi convicción: a los jóvenes les corresponde la difícil, pero excitante tarea de transformar los organismos fundamentales que, en las relaciones entre individuos y naciones favorecen el egoísmo y el abuso y hacer nacer estructuras nuevas inspiradoras de la verdad, la solidaridad y la paz”. 

El rostro del entusiasmo, audacia misionera y capacidad de compromiso lo expresaba llamándoles así: “Centinelas de la mañana”, y “Profetas de una era nueva” y “Mensajeros del amor de Dios” los ha llamado el Papa Benedicto XVI. Los que creen en la capacidad de compromiso con el futuro de los jóvenes. 

4. Algunos rasgos fundamentales de los jóvenes de hoy 

Como en cada época también los jóvenes de hoy quieren ser ellos mismos, desean afirmar su propia identidad, buscar razones para vivir. Si han sido motivados en modo adecuado, son capaces de vivir en generosidad, solidaridad, dedicación y compromiso, son fuertemente individualistas, exigen el derecho a construir su vida, prescindiendo de valores y nomas comúnmente aceptadas. Les ca
racteriza una grave carencia de raíces culturales, religiosas y las influencias ideológicas, pero en su vida predomina la dimensión emotiva y personal en detrimento de la razón, la memoria, la reflexión. En una sociedad que promueve y cultiva la duda, la inmadurez y el infantilismo, estos jóvenes tienen dificultades para creer, e incluso parecen tener pocas ganas de ello. En sus vidas se acorta drásticamente la infancia y se prolonga excesivamente el periodo de la adolescencia enormemente convencidos de que ello les privaría de su libertad, tienen miedo de asumir compromisos estables y, por tanto, rehuyen compromisos definitivos (matrimonio, sacerdocio, vida religiosa).  

En resumen, los jóvenes de hoy, son hijos de una cultura en profunda crisis que han perdido la capacidad de educar verdaderamente a las jóvenes generaciones, es decir, a ayudarles a “ser” más y no solo a “tener más”. 

5. Invitación a la solidaridad 

Os invito, pues, a la solidaridad con los jóvenes parados y con los que todavía no han tenido un primer empleo. 

Entre los parados son un grupo social importante cuantitativa y cualitativamente. A veces, estos jóvenes se encuentran con ocupaciones temporales como solución de emergencia desesperada para vivir, explotados, y sin posibilidad alguna de promoción humana y social. El paro y esta situación de injusticia laboral les puede conducir a graves conflictos personales y sociales que están en la raíz de algunos comportamientos delictivos y en la ausencia, cuando no en la repulsa, de valores éticos que se fundamenten en la dignidad de la persona y en la vocación de ésta a la comunidad social. Apoyar el compromiso de los jóvenes con el futuro para la inserción sociolaboral de los jóvenes es un compromiso que deberíamos adquirir. 

6. Oración y compromiso 

El problema de paro juvenil es urgente, pero la fuerza del Espíritu de Dios es mayor. Llenos de este Espíritu, derramado por Cristo Resucitado sobre sus discípulos, dejemos que actúe en nosotros y nos ayude a tener una experiencia gozosa de fraternidad con todos los parados, invocando la protección de San José obrero y de María de Nazaret. 

Reza por vosotros, os quiere y bendice, 

+ Antonio Ceballos Atienza
Obispo de Cádiz y Ceuta

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