En un emotivo y a la vez reflexivo pregón, el joven gaditano Miguel Ángel Sastre Uyá ha dado inicio a la Semana Santa de Cádiz 2025. El acto tuvo lugar el pasado domingo en el Gran Teatro Falla, donde Sastre Uyá, arquitecto, comunicador, diputado nacional y, sobre todo, cofrade de corazón, ofreció una exaltación de la Semana Santa cimentada en una singular comparativa entre la Catedral de Cádiz y la propia tradición cofrade gaditana.
Ante la mirada atenta del obispo diocesano Mons. Rafael Zornoza, que presidió el acto; el alcalde de Cádiz, Bruno García; el concejal de Hermandades y Cofradías, José Manuel Verdulla; y el presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías de Cádiz, Juan Carlos Jurado, Sastre Uyá abrió su intervención con un largo poema que recorrió la esencia de la ciudad, desde la hermandad de los Servitas hasta la de Jesús Resucitado, un recorrido que abarcó toda la Semana Santa gaditana, desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección. La marcha ‘Ecce-Homo’ de Escobar, considerada himno de la Semana Santa gaditana, marcó el ritmo de sus palabras.
El pregonero, conocido por su profundo amor a la ciudad y su vinculación con diversas cofradías, hizo una analogía entre la estructura de la Catedral de Cádiz y la Semana Santa, destacando que ambas comparten principios de permanencia, tradición y belleza. “Para que una Catedral cumpla su función debe tener sólidos cimientos, una fuerte estructura, bello ornamento y una cúpula que la remate sin que su peso haga tambalear todo lo demás”, explicó. De igual manera, la Semana Santa, según Sastre Uyá, debe ser firme, útil y bella, siguiendo los tres principios arquitectónicos de Vitruvio: solidez, utilidad y belleza.
A lo largo de su intervención, el pregonero destacó la importancia de las hermandades y cofradías, no solo como un evento anual, sino como elementos que dan forma al día a día de la ciudad, influyen en la fe de los gaditanos, su convivencia y hasta en la economía local. Las cofradías, según el pregonero, son verdaderas “escuelas de vida” que forman a los jóvenes en los valores humanos y espirituales. Sastre Uyá hizo especial mención de sus propias vivencias en las hermandades de su parroquia de San Agustín, de Ecce-Homo, de Servitas y de Vera-Cruz, subrayando la capacidad de las hermandades para acercar a los jóvenes a la religión y la cultura gaditana.
Uno de los pilares fundamentales de su exaltación fue la caridad y la esperanza. “Las cofradías no solo dan esperanza, también realizan una gran labor de caridad, que va más allá de lo material, ya que se trata de personas con rostro”, afirmó el pregonero, quien destacó el papel de las hermandades como motores de solidaridad en la ciudad.
A lo largo de su pregón, Sastre Uyá no dejó de ensalzar la belleza de la ciudad y su Semana Santa, invitando a los gaditanos a descubrir los rincones más escondidos de Cádiz a través de las procesiones. “Este es mi Cádiz cofrade: distinto, libre e incontrolable, trimilenario y gallardo”, expresó, evocando la historia y la tradición de la ciudad, donde la Semana Santa es una celebración que conecta lo divino con lo humano.
El pregonero también abordó los desafíos que surgen dentro de las propias cofradías, como los roces por diferencias de visiones, pero recordó las palabras de Santo Tomás de Aquino, quien afirmaba que algo es bello cuando es íntegro, proporcionado y claro. Para finalizar, Sastre Uyá evocó la figura de la Amargura, simbolizando tanto las dificultades de la vida como la esperanza en tiempos de adversidad. “Después de la tempestad, al tercer día siempre amanece. Sin lo amargo, no estaríamos vivos”, concluyó.
El pregón de Miguel Ángel Sastre Uyá dejó una profunda huella en todos los presentes, uniendo la fe, la tradición y el amor a Cádiz en un solo mensaje, dando el pistoletazo de salida a una Semana Santa que, como cada año, promete ser un acto de devoción y emoción para todos los gaditanos.
Fotografía cortesía de Francis Jiménez, La Voz de Cádiz.