La Cuaresma nos invita a ser una «Iglesia pobre con los pobres»

Diócesis de Cádiz-Ceuta
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La diócesis de Cádiz y Ceuta es el resultado de la unión de la Gadicensis y Septensis bajo un único obispo titular, proceso que se inició en 1857 y culminó en 1933. Es sufragánea de la Archidiócesis de Sevilla y no tiene enclaves territoriales en otras diócesis ni de otras en su demarcación.

Reflexión de los sacerdotes del Arciprestazgo de Intramuros de Cádiz.

Los párrocos y sacerdotes del Arciprestazgo intramuros de la ciudad de Cádiz nos sentimos interpelados por la grave situación económica que se está viviendo en la ciudad y manifestamos nuestra honda preocupación al ver cómo se siente amenazada la vida de muchas personas y familias. Denunciamos que progresivamente se ha ido instalando el paro y la precariedad laboral en nuestros barrios, con un aumento considerable de la pobreza y de la exclusión social.

Una mirada a la vida de nuestra gente nos permite descubrir, además del grave problema del desempleo, situaciones de mucho sufrimiento y de falta de esperanza en soluciones inmediatas o a medio plazo: familias con todos los miembros en situación de paro; progresivo cierre de pequeñas empresas, comercios y negocios; recortes sociales con una reducción progresiva de la capacidad protectora del sistema público; incremento de las familias que tienen que acudir a las ayudas de Caritas parroquial, etc.

Lo más preocupante para todas estas familias que viven al borde de la exclusión es que no vislumbran medidas o acciones públicas o privadas que puedan alimentar su confianza en el futuro, mientras contemplan impotentes el escándalo de la corrupción, del fraude y de la mentira que nos rodea.

Con esta reflexión no pretendemos hacer un análisis exhaustivo de las causas y consecuencias de la crisis económica, sino hacer una lectura creyente y de fe de la realidad social y económica, que nos ayude a caminar juntos y a sostenernos desde la fraternidad evangélica.

Intentamos que, tomando conciencia de la complejidad de la crisis y de la grave situación que se está generando, nuestras Comunidades sean más sensibles ante el sufrimiento de tantas familias que se ven directamente afectadas por la dura realidad actual y que, juntos como Iglesia, descubramos qué pasos podemos dar para ser más fraternos y solidarios.

En este inicio de la Cuaresma 2014 proponemos compartir algunas claves que nos permitan la reflexión, la oración y el compromiso. La Cuaresma es una llamada de conversión a vivir según el Evangelio, poniendo nuestra mirada en Jesucristo y en nuestros hermanos.

El Evangelio siempre es fuente de alegría y de gozo y cada vez que nos encontramos con la frescura original del Evangelio se nos abren nuevos horizontes y brotan nuevos caminos de esperanza. Como dice el Papa Francisco, «la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús».

Con ocasión de la Cuaresma 2014, el Papa Francisco nos hace una invitación a contemplar a Jesús, que se hizo pobre por nosotros: «Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza» (2 Cor 8, 9).

El Apóstol se dirige a los cristianos de Corinto para alentarlos a ser generosos y ayudar a los fieles de Jerusalén que pasan necesidad. ¿Qué nos dicen, a los cristianos de hoy, estas palabras de San Pablo? ¿Qué nos dice hoy, a nosotros, la invitación a la pobreza, a una vida pobre en sentido evangélico?»

Asimismo, el Papa Francisco nos llama a la preocupación social y a escuchar el clamor del pobre: «De nuestra fe en Cristo hecho pobre, y siempre cercano a los pobres y excluidos, brota la preocupación por el desarrollo integral de los más abandonados de la sociedad. Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo» (EV.G. 186 y 187).

El Papa no habla sólo de un socorro urgente ante las primeras necesidades: «No hablamos sólo de asegurar a todos la comida, o un decoroso sustento, sino de que tengan prosperidad sin exceptuar bien alguno. Esto implica educación, acceso al cuidado de la salud y especialmente trabajo, porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida. El salario justo permite el acceso adecuado a los demás bienes que están destinados al bien común» (EV.G. 192).

No podemos vivir tranquilamente, mientras nuestros hermanos corran el riesgo de la pobreza y de la exclusión: «Cualquier comunidad de la Iglesia, en la medida que pretenda subsistir tranquila sin ocuparse creativamente y cooperar con eficiencia para que los pobres vivan con dignidad y para incluir a todos, también correrá el riesgo de disolución, aunque hable de temas sociales o critique a los gobiernos. Fácilmente terminará sumida en la mundanidad espiritual, disimulada con prácticas religiosas, con reuniones infecundas o con discursos vacíos» (EV.G. 207).

El pasaje del Evangelio del Buen Samaritano – Lc 10, 29 – puede ser una buena propuesta de acción cuaresmal. En nuestra sociedad descubrimos a muchas personas que se encuentran como si hubieran sido apaleadas, heridas y abandonadas en el camino, tal como nos narra la parábola. El Buen Samaritano acogió y atendió a la persona que se encontró golpeada y desamparada y, después de curarle las heridas, lo cuidó y lo hospedó para que se restableciera.

También nosotros somos invitados a cuidar con amor y con ternura de tantos hermanos que necesitan curar y sanar las heridas del camino.

Proponemos a nuestras Comunidades algunos criterios y pistas de actuación:

• Acompañar a las víctimas de la crisis actual, en el ejercicio de sus derechos, evitando un empeoramiento de sus condiciones de vida.

• Defender que la persona y su dignidad son más importantes que la competitividad, la rentabilidad y los beneficios.

• Denunciar los mecanismos y estructuras que generan situaciones injustas.

• Recuperar los valores éticos perdidos – justicia, solidaridad, honradez, gratuidad -ante el escándalo de la corrupción, del fraude y de la mentira que nos rodea.

• Ofrecer nuevos cauces de solidaridad.

• Llevar a la práctica un consumo más responsable y un estilo de vida más sobrio y sencillo.

El Equipo sacerdotal aprobó preparar las siguientes acciones para el tiempo de Cuaresma y comienzo de la Pascua:

• Presentar a las Parroquias y a las diferentes Comunidades estas reflexiones y propuestas el día 5 de marzo, miércoles de ceniza, comienzo de la Cuaresma 2014.

• Realizar un VIA CRUCIS, contemplando al Señor en las situaciones actuales de pobreza y de exclusión, el próximo lunes 24 de Marzo.

• Celebrar una VIGILIA de oración y conversión el lunes 7 de Abril en la Iglesia Catedral de Cádiz.

• Difusión masiva y estudio en todas las Parroquias y Comunidades de la EXHORTACIÓN PASTORAL EVANGELII GAUDIUM, durante el tiempo de la Cuaresma.

• Tener una celebración VIA LUCIS, en el comienzo del Tiempo Pascual, contemplando las acciones y gestos que se realizan por la Comunidad Eclesial al servicio de la atención y promoción de los más pobres, que son como luces y reflejos de la Pascua de Resurrección del Señor que alientan nuestras esperanza y nuestra fraternidad.

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