En la mañana de este martes, miembros de la Curia Diocesana y trabajadores del Obispado de Cádiz y Ceuta se han reunido en la sede episcopal para trasladar sus felicitaciones navideñas al nuevo administrador apostólico de la diócesis, Mons. Ramón Valdivia. El encuentro, sencillo y fraterno, ha supuesto el primer saludo navideño del prelado desde su reciente nombramiento.
Mons. Valdivia recibió con alegría la felicitación, aun recordando que la Iglesia continúa viviendo el tiempo de Adviento. En sus palabras a los presentes, quiso agradecer el gesto y subrayó el papel fundamental de la Curia Diocesana, a la que definió como “el corazón de nuestra diócesis”. El administrador apostólico aseguró sentirse acogido desde su llegada: “Gracias por la acogida, me he sentido muy arropado y gracias por vuestro trabajo”.
El Vicario General, el padre Óscar González Esparragosa, fue el encargado de transmitir el saludo en nombre de todos los trabajadores. “Cuando nos disponemos a celebrar la Navidad, estamos muy contentos de poder compartir este tiempo con usted, que sienta nuestra cercanía”, afirmó. Asimismo, pidió que “el Señor le guíe y le ilumine en esta nueva tarea de administrador apostólico de nuestra diócesis”.
En su intervención, Mons. Valdivia compartió una reflexión navideña que caló entre los asistentes: “Cádiz va a ser esta Navidad la Belén, donde la tierra es la carne de Cristo. Los imprevistos han hecho que comparta la Navidad con vosotros y espero que os pueda servir como una pequeña estrellita que nos conduzca a ese pesebre donde nos encontremos con Jesús. Mostremos al mundo que podemos vivir como una familia”.
Tras las intervenciones, se rezó un Ave María y los presentes se trasladaron al patio de la sede episcopal para la bendición del Belén. En este momento, el administrador apostólico invitó a contemplar el misterio del Nacimiento: “Pidamos a Dios que el pesebre colocado en nuestro hogar avive en nosotros la fe cristiana y nos ayude a celebrar más intensamente estas fiestas. La imagen de Jesús en el pesebre nos ayudará a recordar los misterios que celebramos estos días en la liturgia”.
El acto concluyó con el canto de un villancico, iniciado por el propio Mons. Valdivia y seguido por todos los asistentes, así como con una degustación de dulces navideños que puso el broche final a un encuentro marcado por la cercanía y el espíritu de familia.
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