José Luis Cabilla, un médico comprometido con la misión y con los más necesitados

Diócesis de Cádiz-Ceuta
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La diócesis de Cádiz y Ceuta es el resultado de la unión de la Gadicensis y Septensis bajo un único obispo titular, proceso que se inició en 1857 y culminó en 1933. Es sufragánea de la Archidiócesis de Sevilla y no tiene enclaves territoriales en otras diócesis ni de otras en su demarcación.

«Volver a Bikop ha supuesto un reencuentro con Jesús»

En un mundo marcado por la prisa, la inmediatez y, a menudo, el individualismo, hay personas que deciden parar su rutina, dejar sus comodidades, y dedicar un tiempo de su vida —con frecuencia sus vacaciones o incluso parte de su carrera profesional— a ayudar a otros en los rincones más olvidados del planeta. Son los misioneros y voluntarios: hombres y mujeres que, movidos por la fe, la vocación de servicio o un profundo sentido de justicia social, cruzan fronteras geográficas y culturales para poner su conocimiento, su trabajo y, sobre todo, su humanidad, al servicio de quienes más lo necesitan.

Las misiones, especialmente en países empobrecidos o con sistemas sanitarios muy limitados, como ocurre en muchas zonas del África subsahariana, son mucho más que centros de atención médica o educativa. Son lugares de esperanza, espacios donde el compromiso, la solidaridad y la dignidad humana cobran un valor incalculable. En ellas se trabaja con lo justo, casi siempre con menos de lo necesario, pero con una entrega que rara vez se ve en otros ámbitos.

Una de estas misiones está en Bikop, una pequeña localidad en el corazón de Camerún, donde desde hace años las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón sostienen un centro médico que atiende a miles de personas sin apenas recursos. Desde el pasado 13 de junio y hasta el 15 de julio , José Luis Cabilla, médico de nuestra diócesis que ya vivió una intensa experiencia en este mismo lugar hace unos años, ha decidido volver por una sencilla pero poderosa razón: «porque lo necesitan».

Durante este mes está realizando una misión, fundamentalmente asistencial, en el servicio de urgencias del pequeño hospital que las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón tienen en medio de la selva camerunesa. José Luis reconoce que tras su primera experiencia en Camerún, que le marcó tanto personal como profesionalmente, ha decidido volver ante la falta de médicos que existe en la comunidad y la llamada de necesidad urgente que le hizo Isabel Fernández, misionera gaditana y Esclava del Sagrado Corazón de Jesús. El doctor Cabilla asegura que el día a día en Bikop es bastante complicado. «Es una comunidad de aproximadamente medio centenar de habitantes, muy humilde, con muchas carencias, ubicada en el centro de la selva camerunesa, a unos ochenta kilómetros de poblaciones más amplias. La gente acude al centro médico incluso pernoctando porque aquí la sanidad es privada».

Con esos recursos tan limitados la labor como médico se hace también difícil y a José Luis le hacen recordar momentos de su formación universitaria, «dándole mucho valor a las clases magistrales de propedéutica clínica, de la exploración, el uso de los sentidos y de la inspección del paciente». También las patologías de los pacientes son diferentes a las que se encuentra en España, con una gravedad considerable, «acuden al hospital porque no les queda más remedio».

En estos primeros días en la misión José Luis, acompañado de la hermana Isabel, asegura que «volver a Bikop ha supuesto un reencuentro en lo profesional, recordando por qué me hice médico. Un reencuentro personal como ser humano que ha sufrido, frente a otros seres humanos que sufren en muy diversas esferas. Una reflexión sobre el acompañamiento en el sufrimiento de otro ser humano igual a ti. Un reencuentro con Jesús. He visto a Cristo aquí. Poder ser coherente con lo que pienso, en lo que creo, fortalece y maduro en mi fe cristiana. Aunque mi estancia aquí sea efímera, puedo decir que jamás me he sentido tan cristiano como ahora, con toda humildad lo digo. Poder mirar a los ojos de estas personas y no sentirte avergonzado porque estás. Temer el día que me vaya y no poder responder cuando me pregunten algo en España porque las emociones que te inundan son de tristeza, abatimiento, vergüenza… por dejar de estar».

Por todo ello, José Luis Cabilla califica a las Hermanas del Sagrado Corazón como «auténticas heroínas». «Hay que ver cómo se defienden en el terreno, el trato que le dan a las personas, la calidad humana, el amor que le ponen y como entregan su vida de forma desinteresada, con una fortaleza y una alegría tremenda. Su misión es estar y acompañar».

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