La Penitenciaría Apostólica del Vaticano publicó el pasado 28 de octubre el decreto que establece la posibilidad de ganar indulgencias plenarias con ocasión de la conmemoración de todos los fieles difuntos durante todo el mes de noviembre.
El texto afirma que la decisión se ha tomado tras haber escuchado las diversas súplicas recibidas recientemente de varios obispos, debido al estado de pandemia que continúa.
La Penitenciaría Apostólica, por tanto, «confirma y prorroga para todo el mes de noviembre de 2021 todos los beneficios espirituales ya concedidos el 22 de octubre de 2020».
Cardenal Piacenza: una devoción muy sentida
El presente Decreto, al igual que el emitido el año pasado, en plena pandemia, pretende responder a la necesidad «de evitar las reuniones, causa potencial de la propagación de la covid-19, que aún afecta en mayor o menor medida a la población mundial».
En una entrevista concedida a Vatican News el pasado 23 de octubre, el cardenal Penitenciario Mayor, Mauro Piacenza, explicó que «la costumbre codificada es la de una indulgencia plenaria en todos los días del Octavario, del 1 al 8 de noviembre, para todos aquellos que visiten los cementerios rezando por los difuntos, y el 2 de noviembre, concretamente, la visita a una iglesia u oratorio rezando el Pater y el Credo. Esta es el estándar».
El cardenal Piacenza continuó diciendo que se trata de una forma de devoción muy sentida, que se expresa participando en la misa y visitando los cementerios, y por ello, para que la gente pueda diluir sus visitas sin crear una multitud, «se ha decidido diluir en el tiempo la posibilidad de utilizar las indulgencias y así durante todo el mes de noviembre se podrá adquirir lo previsto para los primeros 8 días de noviembre».
Revivir la fe en la vida eterna
En cuanto a la relación entre la solemnidad de Todos los Santos y la conmemoración de los difuntos, el Penitenciario Mayor recordó que: «Estamos llamados en estos días a reavivar nuestra certeza en la gloria y la bienaventuranza eternas» y recomendó pedir «humildemente y con confianza perdón por los que nos han dejado, por sus pequeñas o grandes faltas, ellos que sin embargo ya están salvados en el amor de Dios, y renovemos nuestro compromiso de fe».