Del 11 al 14 de mayo, el animador internacional de la Pastoral del Duelo se reunirá con miembros del grupo «Resurrección», compartiendo consuelo, formación y esperanza cristiana.
La Diócesis de Cádiz y Ceuta recibirá del 11 al 14 de mayo la visita del padre Mateo Bautista García, religioso camilo y referente internacional en el acompañamiento espiritual a personas en proceso de duelo. Bautista, español residente en Lima (Perú), es el creador del Grupo Parroquial de Mutua Ayuda en Duelo “Resurrección”, un ministerio católico que desde 1993 ha acompañado a decenas de miles de personas que han perdido a seres queridos.
La visita se enmarca en una gira pastoral que el padre Mateo está realizando por la Península Ibérica y Portugal, con un recorrido previsto de casi 5.000 kilómetros. Su principal objetivo es fortalecer, animar y formar a los integrantes de los grupos “Resurrección” de más reciente creación. Esta gira incluye encuentros personales con dolientes, coordinadores, párrocos y obispos de 12 diócesis españolas, así como cuatro grupos virtuales.
Durante su estancia en la provincia gaditana, el padre Mateo residirá en el Seminario Conciliar San Bartolomé. El martes 13 de mayo, impartirá a las 19.00 horas una conferencia titulada Identidad, misión y desafíos de la Pastoral del Duelo, en el Auditorio San Juan Pablo II, en Jerez de la Frontera. Asimismo, el 14 de mayo será recibido en audiencia por el obispo diocesano, Mons. Rafael Zornoza.
El Grupo “Resurrección”, presente actualmente en 32 parroquias de 12 diócesis españolas, ofrece acompañamiento y sanación espiritual a quienes atraviesan procesos de duelo. Lo hace a través de agentes cualificados que anuncian y celebran la esperanza cristiana de la vida eterna, ayudando a elaborar el sufrimiento desde todas las dimensiones del ser humano. Su relevancia ha cobrado fuerza en los últimos años, especialmente tras la pandemia de COVID-19 y otras situaciones de sufrimiento colectivo como catástrofes naturales.
La Pastoral del Duelo y el trabajo del padre Mateo Bautista se han consolidado como una respuesta concreta de la Iglesia ante el sufrimiento humano, combinando acompañamiento espiritual, formación emocional y vivencia comunitaria de la fe.