La Ciudad Autónoma amanecía en el día de ayer con cientos de ceutíes reunidos en el Parque de San Amaro para acompañar a San Antonio hasta su ermita del Monte Hacho. El obispo diocesano, Mons. Rafael Zornoza, junto al Vicario de Ceuta, P. Francisco Fernández Alcedo, y el clero ceutí, presidió la misa en honor al santo, antes de partir en romería.
Mons. Zornoza repasó durante la ceremonia la historia de San Antonio y su fama de santidad, a quien calificó como un «gran evangelizador y misionero». «San Antonio fue un gran testigo del amor de Dios». Asimismo, el obispo diocesano al hablar del santo destacó «el valor de la oración». «San Antonio entendió que sin oración no hay vida espiritual, ni vida cristiana, porque la oración deja entrar al Señor en el centro de nuestro corazón, que el trato no sea superficial, sino que cale en nosotros una conversación de amigo a amigo, donde nosotros podamos abrir nuestro corazón a Dios, pero al mismo tiempo encontremos que su Palabra nos llena y nos dirige».
Por último, D. Rafael habló de la caridad y de la importancia de San Antonio como protector de los más necesitados. «San Antonio vuelve a poner la atención en los pobres y en la caridad, y lo hace a través de la oración y mirando a Cristo que está crucificado».
Así, tras la ceremonia religiosa, cientos de fieles iniciaron la peregrinación, llenos de devoción y amor al santo, recorriendo las calles cercanas a la ermita. Durante la romería los fieles realizaron tres estaciones, entre las que destacó la que se hizo para saludar a los ancianos de la residencia Gerón.
Para finalizar, no pudo faltar el tradicional reparto de panecillos bendecidos, tan característico de esta jornada, que puso el colofón a esta fiesta tan querida por el pueblo ceutí.