PALABRA DE VIDA. Monseñor Rico Pavés: “El secreto de la vocación: escuchar a Cristo y seguirle, para experimentar la ternura poderosa de la mano del Padre”

Nada hay tan fuerte como la mano del Padre. El IV Domingo de Pascua nos trae a la memoria de la fe la presentación de Cristo como Buen Pastor. El encuentro con Cristo resucitado es el encuentro con el Pastor de nuestras almas. En la mano firme con la que nos pastorea descubrimos la mano fuerte del Padre.

Cristo resucitado en la orilla del Tiberiades, después de un examen de amor, pidió al apóstol Pedro pastorear sus ovejas. El mismo Jesús se había mostrado a los discípulos como el Pastor del rebaño y la Puerta del redil. Para formar parte del rebaño de Cristo hay que entrar en Él, es decir, hay que pasar por la experiencia del encuentro que transforma la vida.

En el pasaje evangélico que la Liturgia nos ofrece en este domingo, Jesucristo desvela que la bondad de su pastoreo reside en la comunión con el Padre. Él es el Buen Pastor porque, siendo el Hijo amado del Padre, da la vida por sus ovejas. Cuatro rasgos le definen: conoce a las ovejas, les da la vida eterna, las aferra con su mano y las recibe del Padre, pues es uno con Él. En el pastoreo del Hijo, las ovejas experimentan la firmeza y la ternura del Padre.

En el camino de la Pascua, el domingo del Buen Pastor es también la Jornada Mundial de Oración por las vocaciones. Se nos pide en este día orar por todas las vocaciones en la Iglesia, especialmente por las de especial consagración. La oración dispone el corazón humano a acoger la voluntad del Señor. Es necesario llevar a la oración la pregunta más importante de la vida humana, aquella de la que depende la felicidad que podemos empezar a disfrutar en este mundo: “Señor, ¿qué quieres de mí? ¿qué lugar quieres que ocupe en tu Iglesia?” En el evangelio de este domingo Jesús nos ayuda a encontrar la respuesta: Mis ovejas escuchan mi voz y me siguen. Ahí está el secreto de la vocación: escuchar a Cristo y seguirle, para experimentar la ternura poderosa de la mano del Padre.

+ José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

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