Una semana después de celebrar la Fiesta del Bautismo del Señor, la Palabra de Dios nos pone ante la pregunta más importante de la vida: “Señor, ¿qué quieres de mí? Los domingos del tiempo ordinario que acabamos de estrenar nos ofrecen la oportunidad de acompañar a Jesús en lo cotidiano. Plantear la vida en cristiano implica saberse acompañado por Jesús en el camino de la vida. La Palabra de Dios nos trae a la memoria la presencia que nos ayuda a orientar nuestros pasos y a dar sentido a todo cuanto hacemos y padecemos. Y así, sabiéndonos acompañados por Cristo, surge la pregunta que nos trae el Evangelio del segundo Domingo del tiempo ordinario: “¿qué buscáis?” Los dos discípulos de san Juan Bautista se han puesto en camino al escuchar a su maestro, pero no saben hacia dónde deben ir. Jesús entonces toma la iniciativa y saca a la luz la pregunta que puede ayudarnos a cambiar la vida: “¿qué buscáis?” Hace falta ser sincero con uno mismo para responder adecuadamente: ¿qué buscamos en la vida? Jesús nos invita a escuchar los anhelos más profundos del corazón, superar nuestros miedos y lanzarnos con decisión al único encuentro que puede hacernos felices de verdad. Por eso, tras la pregunta, de los labios de Jesús brota en seguida la invitación: “venid y lo veréis”.
A la luz de estas palabras descubrimos que la pregunta más importante de la vida es la pregunta vocacional. Quien reconozca que la vida es don y caiga en la cuenta de que no hemos elegido empezar a vivir, sino que nos encontramos en este mundo viviendo, si quiere ser honesto consigo mismo, se preguntará también por Aquel que le ha dado la vida: por qué tengo unas inquietudes que otros no tienen; qué puedo hacer con las cualidades que el Señor me ha dado; cómo puedo alcanzar la felicidad que mi corazón reclama… detrás de esas preguntas hay una sola, la más importante: “Señor, ¿qué quieres de mí?”
En el evangelio, Jesús nos invita a seguirle y a quedarnos con Él para poner Nombre a lo que nuestro corazón busca. Aquellos dos discípulos se quedaron con Jesús aquel día y sus vidas cambiaron para siempre. En el día en que la Iglesia celebra la Jornada de la Infancia Misionera, aprovechemos el encuentro con Cristo para responder con generosidad a la pregunta de la que depende nuestra felicidad: “Señor, ¿qué quieres de mí?”
+ José Rico Pavés
Obispo de Asidonia-Jerez