La lluvia condicionó el programa de ayer obligando a suspender la procesión prevista, pero impidió que los 3.000 alumnos de los centros del Instituto de Don Bosco y las Hijas de María Auxiliadora proclamaran las glorias de su fundador, en cuyo honor tuvo lugar una misa oficiada en la Catedral por monseñor José Mazuelos.
Ni la lluvia, que condicionó el desarrollo en Jerez de la presencia de la reliquia de San Juan Bosco, acalló el júbilo juvenil desencadenado por la venida a la Diócesis del fundador de la obra salesiana, en el camino preparatorio del bicentenario de su nacimiento, que se celebrará en 2015 y que hace recorrer su urna por todo el mundo.
Los 3.000 niños y jóvenes de los cuatro centros que los miembros del Instituto de Don Bosco y las Hijas de María Auxiliadora tienen en la ciudad lo jalearon desde la llegada, por la mañana, a la Cartuja de Santa María de la Defensión y el Oratorio Festivo Padre Torres Silva pero, sobre todo, durante una mañana de cantos, bailes y representaciones juveniles que, en el centro Lora Tamayo, acompañaron tanto momento también de oración.
El traslado, por la tarde, a la Catedral ya se había suspendido, por las inclemencias meteorológicas; una procesión que auguraba la implicación de la ciudad que, en cambio, se acercó al primer templo diocesano para venerar la reliquia antes, durante la misa oficiada por monseñor José Mazuelos, el obispo diocesano, y después de ella ya que, al haberse desconvocado el recorrido por las calles, aguardó allí en medio de los muchos visitantes.
Fue en la iglesia catedralicia donde tuvo lugar el tributo de las autoridades municipales, encabezadas por la alcaldesa María José García-Pelayo. Allí estuvo San Juan Bosco hasta la llegada de la noche. El traslado hacia Lora Tamayo, aunque no pudo ser en la procesión prevista, condujo la reliquia a una madrugada dedicada toda ella a la vigilia de los jóvenes, profesores y personal no docente, asociaciones de padres y salesianas.