SERVILLETAS DE TELA, por Jesús Martín Gómez

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

¡He decidido declararme contracultural! No resulta difícil serlo cuando deseamos ser cristianos cabales. Basta dar una hojeada al evangelio para darnos cuenta de que sus enseñanzas son contrarias a muchos de los postulados de la cultura dominante. Pero, en este caso no es mi fe cristiana la que me mueve a ello. Hace ya tiempo decidí declararme contracultural. Mi tirria a la cultura dominante viene más bien de una experiencia.  Cada vez es más difícil encontrar un restaurante en el que se usen manteles y servilletas de tela. Al parecer la moda, lo fashion o aesthetic, me da igual la forma en que se nos presente, está destinado a lo efímero, al postureo. Pudiera parecer clasista, está claro que quien me conoce sabe que me da igual comer con servilletas de tela o de papel, con mantel o sin mantel; sin embargo, creo que este hecho manifiesta algo más profundo.

Nos encontramos en la hegemonía de lo práctico donde domina la cultura del usar y tirar. Ver en ello solo un enemigo del medio ambiente sería quedarnos de nuevo en la superficie del problema. El asunto es que este modelo cultural ha desplazado a la cultura del cuidado.  Tener cuidado con las cosas materiales es también una escuela de austeridad y pobreza, si la entendemos como virtud, que nos ayuda a dominar el afán consumista. Este afán abarca las cosas, las experiencias y las personas transformadas en objeto de nuestro deseo, productos de mercado. Se trata de pasar de la presteza de los estímulos y la satisfacción inmediata, libertad se atreven a llamarla algunos, a la vida en la que existe la responsabilidad y el compromiso.

Me atrevo a ir más allá y afirmar que si falta esto es porque no existe humanidad. Hay individuos de la especie, sí, pero no hay humanos porque han olvidado que sobreponerse a la inmediatez es lo que nos constituye como tales. Estoy firmemente convencido de que este es uno de los principales problemas a los que se enfrenta la transmisión de la fe. Lo propiamente humano que es la capacidad para la reflexión y la contemplación, el deleite de lo inútil, la abstracción, ha sido descuidado. Todo ello requiere sacrificar la inmediatez, el usar y tirar, pero nos asegura la recuperación de lo que nos humaniza. Necesitamos obrar conscientemente dando valor a aquello que hacemos y a aquellos con los que estamos. Solo así podemos escapar de la banalidad que llena de insatisfacción nuestra vida.

Jesús Martín Gómez

Párroco de Vera

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