Homilía en el Día del Pendón – San Esteban

Día del Pendón – San Esteban

Catedral

Querida comunidad, querida familia de la ciudad de Almería.

Saludo a la Sra. Alcaldesa y a toda la corporación municipal, al concejal portador del pendón y a todas las autoridades: civiles, militares, judiciales, académicas y a los cuerpos de seguridad. Felicito a la Policía Municipal que celebra hoy su patrón.

Celebramos, dentro del ciclo de Navidad, la fiesta de san Esteban, el primer mártir de los seguidores de Jesucristo: “os entregarán a los gobernantes y reyes por mi causa”. Ahora, dos mil años después, sigue habiendo cristianos martirizados en bastantes países del mundo. Y aquí estamos nosotros, en la Iglesia Madre, saludo al Señor Deán y al excelentísimo Cabildo de la Catedral, que en este 2023/24 estamos celebrando los 500 años de su primera piedra.

El filósofo sudcoreano, Byung-Chul Han, en su ensayo La crisis de la narración, defiende que estamos perdiendo la identidad porque “somos consumidores del instante, cuando sólo la narración nos eleva y nos une a través de una historia común que va dando significado al trascurso del tiempo, aportando un poder transformador a la sociedad. La narración es la única que puede congregarnos alrededor del fuego para dar sentido nuestra existencia”.

Toda la historia de la humanidad -y por tanto también de nuestra fe- está fundamentada en narraciones. Jesucristo, para hablarnos del Reino nos narraba parábolas.  Los que tenemos unos años, cuando no existía la televisión, escuchábamos a nuestros mayores la historia de nuestra familia, de nuestro barrio, de nuestro pueblo. Ahora, el exceso de noticias, que son imposibles de asimilar y que pasan a la velocidad de vértigo, nos dejan un vacío que no nos edifican ni a nosotros ni a nuestra sociedad. Una noticia provoca una reacción que crea otra noticia y así vivimos.

Asimilar de una manera narrativa los acontecimientos más esenciales, de la vida personal y comunitaria, dará sentido a nuestra existencia. No se puede partir de cero, no se puede borrar la historia, no se pueden reinventar los hechos, sólo las dictaduras, del signo que sean, lo intentan y están abocadas al fracaso. Sino mirad la historia.

Las estaciones del año, las labores agrícolas y sus fiestas religiosas, han marcado la narración de nuestra historia. La Biblia es la narración de todo un pueblo en búsqueda y de la iglesia naciente. Los tiempos litúrgicos: adviento, navidad, cuaresma y pascua, son una narración de la vida de Jesús en quien creemos. También nuestros belenes populares son narración. Rompamos la narración y romperemos la sociedad. Ofrezcamos vertiginosas informaciones a modo de estímulos que nos impidan articular una narración y terminaremos con la cohesión social. Es esa historia narrativa la que forma parte de nuestra esencia de almerienses y que nos constituye como somos. Y por lo que estamos aquí celebrando el día del pendón.

Muchas veces, por intereses poco claros, preferimos enfrentar a las civilizaciones que nos conforman. Pero somos herederos de unos invasores y colonizadores: ya sean fenicios, romanos, suevos, visigodos, árabes o al final castellanos y aragoneses, repobladores de estas tierras, enviados por sus reyes. Y de ¿qué fuentes religiosas beben nuestras raíces?

La colonización romana, trajo el cristianismo en los primeros siglos de nuestra era y fuimos cristianos hasta el siglo VIII. Desde entonces al siglo XVI fuimos musulmanes. Desde el XVI al XX otra vez cristianos… Sobre las ruinas de los templos fenicios y romanos se construyeron las basílicas cristianas, sobre ellas las mezquitas y de nuevo sobre ellas las Catedrales y las Iglesias cristianas. Esta es la narración que da sentido a nuestra historia.

Desde hace 534 años, el día 26 de diciembre de 1.489, conmemoramos la toma incruenta de la Ciudad de Almería por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, también fue el día de la restauración de la diócesis pues había cristianos que permanecían. Un día como hoy Isabel y Fernando celebraron la Navidad en Almería y oyeron misa en la mezquita de la Alcazaba. La misa fue oficiada por Juan de Ortega, predicador de los Reyes y primer obispo de la Diócesis restaurada. Este mismo día Isabel y Fernando (aún no tenía el título de reyes católicos), hicieron entrega solemne del Pendón de sus Armas Reales a la Ciudad, mandando que lo colocarán en la Torre más alta de la Alcazaba, “llamada de la Vela” haciendo así oficial la conquista de la ciudad. Esta es la narración donde se entretejen hechos, personas, consecución de tiempos y todo esto nos hace responsables de un destino. Las narraciones crean lazos y nos conectan y vinculan. Como las tribus y clanes de nuestros orígenes.

El año pasado os decía que debemos de meditar, en el contexto de la Navidad, las palabras de san Pablo: “revestíos de humildad, dulzura y paciencia” … Mirad que hemos escuchado que el violento Saulo estaba presente en la lapidación de Esteban, pero el encuentro con Cristo le hizo cambiar. “Humildad, dulzura y paciencia” debe ser nuestro emblema y más para los creyentes cristianos, pues es Palabra de Dios.  Sin duda este es un buen camino para todos, comenzando por mí, para restaurar una sociedad que busque el diálogo y no la confrontación, que busque el consenso y no la imposición, que busque la justicia (lo mejor para todos) y no la coacción. Y esto sí que nace de lo más profundo del Evangelio. Esto si es “integrar a los pueblos”, pues nuestra urdimbre ha de formar un tapiz de convivencia, que empieza en el corazón. Las colonizaciones, siempre han ido acompañadas de guerras y de imposiciones, también de martirio. No sea así ahora.

Esta es nuestra historia y queramos o no formamos parte de ella, es nuestra herencia, que nosotros, como en nuestras familias, estamos necesitados mantenerla para saber quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Ahora bien, debemos también perfeccionarla, entretejerla, del mismo modo que nuestros padres buscaron e intentaron dar un sentido la su historia narrada y a su existencia vivida.

Aprendamos y mantengamos la tradición de nuestra ciudad, pues seguro que nos comprenderemos más y seremos más felices. ¡Ánimo y adelante!

+ Antonio Gómez Cantero, Obispo de Almería

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