Ante la necesidad de formación del profesorado de religión

Carta a los diocesanos del Obispo de Almería, Mons. Adolfo González Montes, sobre la necesidad de preparar docentes de Religión

Queridos diocesanos:

 

No es necesario que pondere la importancia de la clase de Religión y Moral católica dentro de un sistema educativo que sea respetuoso con las creencias de los ciudadanos, porque la religión no es sólo una cuestión personal sino también de proyección social legítima, dada la naturaleza societaria del ser humano. Tal vez algunos no lo entiendan así y quisieran reducir el derecho fundamental a la libertad religiosa a mero derecho de opinión y creencias de los individuos. La clase de religión contribuye de manera significativa a que los alumnos que se forman en los saberes y valores que comunica la escuela alcancen una comprensión ajustada a la realidad de la historia del cristianismo, su cuadro de creencias o «dogmática cristiana», el código moral de conducta y la concepción cristiana de la oración y la experiencia sacramental de la fe.

La clase de Religión no es, ciertamente, catequesis, pero la información que proporciona es imprescindible para comprender la que convenimos en llamar civilización occidental, si bien por efecto de la expansión misionera el cristianismo se halla hoy implantado en todos los continentes en porcentajes diversos porcentajes. Menos, ciertamente, en algunos, como es el caso particular de Asia, pero en los otros continentes el cristianismo tiene una presencia imposible de ignorar. Por lo que se refiere a Europa y Occidente en general, vivimos de una concepción del mundo y de la realidad social cuya génesis se halla determinada por la fe cristiana, incluso a pesar de la secularización tan profunda de la cultura como la que hoy está vigente entre nosotros.

El porcentaje de alumnado que cursa la clase de Religión en la escuela

Es verdad que la clase de Religión en la escuela tropieza hoy con el “espíritu laicista” y a veces incluso anticristiano de la cultura vigente, que mueve a algunos educadores y profesores, cuya influencia en la escuela está a veces mediatizada políticamente por las decisiones que, a veces, no son respetuosas con los derechos de los padres a que sus hijos sean educados según sus convicciones religiosas. Esto es verdad, pero no lo es menos que, a pesar de ello, los padres del 63% de los alumnos de Enseñanza Primaria de los centros públicos del Estado pidieron la enseñanza de la Religión en la escuela para sus hijos. Este porcentaje desciende, ciertamente en Secundaria hasta un 40% en la ESO y un 39% en el Bachillerato. El promedio del alumnado que cursó Religión en los centros estatales alcanzó así el 53% en el pasado curso académico. El porcentaje en los «centros llamados de iniciativa social y de titularidad civil» fue del 60% en la Enseñanza Infantil; el 67% en la Enseñanza Primaria; el 54% en la ESO y el 41% en Bachillerato.

En los colegios de «titularidad eclesial», como es comprensible, dada la elección deliberada que hacen los padres de los colegios católicos para sus hijos, el porcentaje fue aún mayor: el 97% del alumnado cursó algún nivel de Religión católica. La explicación es lógica, ya que son los padres los más interesados en preparar a sus hijos en Religión, habida cuenta de que esta preparación coincide además con la etapa de preparación de los niños para recibir la Primera Comunión, y la clase de Religión complementa la catequesis.

El título de «Declaración Eclesiástica de Competencia Académica» (DECA)

A pesar de los obstáculos, como decía al principio de estas observaciones, el porcentaje del alumnado, por seguir siendo elevado, no cuenta todavía más profesores debidamente cualificados para poder impartirla. ¿De dónde sacarlos? La respuesta es bien clara, en primer lugar de entre los mismos profesores de enseñanza escolar para el caso de la Primaria. Para ello deben tener en cuenta que es preciso que se hallen equipados de la exigida habilitación para impartir Religión. ¿Cómo hacerlo? La respuesta es ya bien conocida. Han de cursar la DECA (Declaración Eclesiástica de Competencia Académica), que es un título propio de la Conferencia Episcopal necesario para poder impartir la clase de Religión. Este título es impartido en Almería por el Instituto Superior de Ciencias Religiosas (ISCR de Almería), de titularidad del Obispado de Almería. Se trata de un centro superior universitario erigido por la Congregación para la Educación Católica, de la Santa Sede, y puesto bajo el patrocinio de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA), que es la Universidad del Episcopado Español y cuyo profesorado garantiza la competencia del ISCR de Almería y responde de la graduación de los alumnos.

Los títulos de «Grado» y «Máster» en Ciencias Religiosas

Para enseñar Religión en la Enseñanza Escolar Secundaria (ESO) y Bachillerato, no basta estar en posesión de la DECA. Se requiere estar titulado en Teología o en Ciencias Religiosas. Estos estudios se cursan en las Facultades de Teología y en los Institutos Superiores de Ciencias Religiosas respectivamente. En Almería los estudios superiores, es decir, de carácter universitario para poder enseñar Religión se puede realizar en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Almería, que no sólo imparte la DECA, sino que tiene como misión principal formar académicamente al alumnado que aspira a las titularidades de Grado y Máster en Ciencias Religiosas.

El Grado es fácil de cursar, y es muy provechoso profesionalmente tenerlo, ya que abre el camino a la enseñanza de la Religión en Secundaria, sobre todo a los maestros y profesores licenciados (o bien para quienes tienen aprobado el acceso universitario de mayores de 25 años). Consta de un currículo de tres años y lleva consigo aparejada la DECA. El título de Máster es una salida profesional mucho más sólida, porque está equiparada por la legislación española, al igual que sucede en toda la Unión Europea, a las demás licenciaturas o Máster dentro de Estado Español.

Una salida profesional que es para pensarla con ilusión por parte de los jóvenes universitarios católicos es cultivar la vocación a la enseñanza de la Religión. Animo, por eso a que sean muchos los que se unan a los maestros y licenciados que se matriculan en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Almería. Un tiempo propicio para ir pensando en esta profesión bien sostenida por una vocación cultivada son los años de estudio del Bachillerato. Animo a los y profesores de enseñanza escolar y bachilleres a contar con esta salida profesional y a no dejarse vencer por la dificultades y obstáculos que padece en algunos momentos la clase de Religión. Los recursos judiciales de la Conferencia Episcopal y de los Obispado interpuestos hasta el presente están produciendo su fruto. Está en juego la garantía constitucional del ejercicio del derecho fundamental de libertad r
eligiosa en un ordenamiento verdaderamente democrático del Estado.

El Máster de capacitación pedagógica

La legislación en materia de Educación tiene además otras exigencias, que es preciso cumplir, porque ayudan a la mejor habilitación de los docentes. Por esto, los profesores de Religión que no tengan cursado el antiguo CAP (Curso de Aptitud Pedagógica) deben hacer el «Máster universitario en formación del profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato». Se trata, en efecto, del título universitario oficial que habilita para el ejercicio de la docencia mediante la competente provisión pedagógica y didáctica que requiere, en este caso, la docencia de la Religión.

Aunque en realidad este curso es fundamentalmente coincidente con la DECA, hasta que no se produzca la equiparación, aspiración ya planteada por la Conferencia Episcopal Española ante las autoridades competentes, es preciso cursar este Máster, exigido a todos los profesores de Educación Secundaria y Bachillerato. Hasta el presente no se contaba con un máster adecuado para la enseñanza de la Religión, pero algunas Universidades Católicas ofertan ya la posibilidad de cursar este máster. También lo oferta la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), que tiene sede en nuestra capital. Una posibilidad para que los profesores de Religión que carezcan de él, completen el currículo de preparación para la docencia que es necesario para poder impartir Religión.

Animo, pues, a todos los profesores interesados en la clases de Religión a obtener la capacitación que les permita la debida habilitación para ejercer su tarea profesional como compromiso de realización de su vocación cristiana. Animo a los alumnos que cursan estudios de Bachillerato, para que incluyan la enseñanza de la Religión entre las opciones profesionales que contemplen como salida profesional y compromiso de testimonio eclesial. Animo también a los padres de los escolares, para que procuraren que sus hijos tengan acceso a la clase de Religión en los currículos escolares, en el Bachillerato y en la formación profesional afectada por la ley.

La Iglesia necesita de esta hermosa tarea docente para lograr la mejor formación religiosa y moral de la conciencia de las jóvenes generaciones. El ISCR de Almería es una oferta profesional y eclesial que no podemos dejar de lado. Su labor es una aportación valiosa para nuestra sociedad.

Almería, a 14 de septiembre de 2016
Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz

+Adolfo González Montes
Obispo de Almería

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