Cinco internos del centro penitenciario El Acebuche han iniciado este lunes desde Almería su recorrido hacia Santiago de Compostela dentro de una experiencia que les permitirá «discernir» y «reflexionar» sobre el rumbo de sus vidas de cara a su reinserción en la sociedad dado el escaso tiempo que les resta para cumplir sus penas.
Los cuatro presos y la interna que recorrerán el Camino de Santiago, junto al capellán de la prisión, Manuel Navarro han recibido la bendición del peregrino por parte del obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, en un acto que ha tenido lugar en la Catedral antes de que se desplacen a Sarria (Lugo), desde donde efectuarán el ´camino francés´ durante cinco etapas que concluirán el sábado.
Don Antonio pudo conversar distendidamente con ellos antes de entrar en la Catedral antes de ser acogidos por el Dean, D. Juan José Martín Campos que les explicó la historia del templo y la celebración del V centenario de la primera piedra. Ya en el altar mayor, D. Antonio bendijo a los peregrinos deseándoles un fructífero camino espiritual.
«Creo que es una experiencia buenísima, que puedan salir, convivir y también repensar la vida, que es para lo que hacemos el camino», ha valorado D. Antonio, quien ha compartido con ellos sus propias vivencias al realizar el camino desde León. «Fue una experiencia que realmente que me marcó», ha apostillado.
Durante el camino, los reos estarán acompañados por la subdirectora de Régimen de El Acebuche, un educador social, un voluntario y el sacerdote capellán de la prisión, Manuel Navarro, quien confía en que este viaje les permita afrontar su incorporación de nuevo a la sociedad.
«Este camino nos tiene que llevar ante todo al encuentro con nosotros como grupo y al encuentro personal con uno mismo», ha estimado Navarro ante una ruta que, entre internos del centro penitenciario almeriense, llevaba sin hacerse al menos 14 años.
Al respecto, el director de la cárcel, Miguel Ángel de la Cruz, ha asegurado que la iniciativa efectuada a propuesta de los propios internos se vive en un contexto de «normalidad» y desde la «sensibilidad» que desde las prisiones se tiene en el ámbito de la espiritualidad.