La ceremonia será este domingo, 1 de mayo, denominado día de la Divina Misericordia.
Se esperan que cientos de miles de personas, muchas de ellas provenientes de Polonia, asistan a la beatificación en la plaza de San Pedro del primer papa polaco de la Iglesia católica. La liturgia será presidida por el Sumo Pontífice, Benedicto XVI, y monseñor Adolfo González Montes, obispo de Almería, al igual que numerosos prelados del mundo entero, asistirá a la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II.
Posteriormente se revelará el tapiz con la imagen de Juan Pablo II, mientras se canta el himno del beato en latín, inspirado en las palabras de Wojtyla al iniciado de su papado: “No tengáis miedo, abrir de par en par las puertas a Cristo”.
Finalizada la ceremonia, Benedicto XVI y los cardenales se dirigirán al altar de la Confesión de la Basílica de San Pedro para rezar ante el cuerpo del nuevo beato. Los peregrinos lo harán después.
El vicario para la diócesis de Roma, el cardenal Agostino Vallini, espera que por lo menos 300.000 fieles asistan a la beatificación
El papa Wojtyla falleció el 2 de abril de 2005 y su beatificación será un evento histórico sin precedentes, ya que en los últimos diez siglos de la Iglesia católica ningún Papa proclamó beato a su predecesor, como ocurrirá ahora.
Hay que remontarse a la Edad Media para encontrar casos más o menos similares, como el de Pietro de Morrone, el eremita elegido papa con el nombre de Celestino V en 1294 y que renunció al Solio Pontificio varios meses después. Fue proclamado santo en 1313, veinte años después de la muerte, pero por su tercer sucesor.
La santidad de León IX (1002-1045) y de Gregorio VII (1020-1085) sí fue reconocida inmediatamente después de sus fallecimientos.
Una reliquia que contiene una ampolla con la sangre del Papa Juan Pablo II, será expuesta durante la ceremonia de su beatificación. Se trata de una ampolla de sangre que le fue extraída días antes de su fallecimiento por razones "estrictamente sanitarias", matiza la Santa Sede, ya que se temía que Juan Pablo II tuviera que recibir una transfusión.
El milagro que ha hecho posible que Juan Pablo II subiera a los altares es la curación de Parkinson que sufría la religiosa francesa Marie Simon Pierre. Según contó en una entrevista concedida a la cadena francesa KTOtv y a la cadena italiana RAI Vaticano, “el 2 de junio de 2005 fue el día de mi curación. Ese día por la mañana yo estaba completamente impedida y ya no podía más. Pensé en buscar a Sor Marie (superiora de su comunidad) para pedirle mi dimisión, dejar de brindar mi servicio en la maternidad donde trabajaba con muchas personas a mi cargo. Me sentía muy pesada y me dije: es necesario que pare, que deje el servicio. Yo no puedo hacer que esto deje de avanzar, no es posible”.
La superiora le pidió que escribiera con la mano impedida el nombre de Juan Pablo II en un papel. Al regresar a su cuarto, la hermana Marie Simon-Pierre se obligó a escribir y se llevó una gran sorpresa al ver que en ese momento sí pudo hacerlo bien. Y en la misa del día siguiente fue consciente de que se había curado totalmente. Médicos y especialistas certificaron este milagro.