Más de 150 personas acompañaron al Obispo diocesano en la Eucaristía por Feliciano Martínez

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

Feliciano Martínez Granero, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, fue uno de los 522 mártires del siglo XX beatificados en Tarragona. Por este motivo, el Obispo de Almería, Mons. Adolfo González Montes, presidió la celebración de la Eucaristía en la parroquia de Taberno, el pueblo natal de este mártir almeriense, el pasado domingo, coincidiendo así con la fiesta de todos los mártires del siglo XX en España, que se celebra cada 6 de noviembre.

Al llegar a Taberno, el párroco, Rafael Zurita, recibió al Sr. Obispo con unas palabras, a las que luego el mismo Prelado respondió. En la ceremonia estuvieron presentes los sacerdotes José Juan Alarcón Ruiz y Alberto Luis Pelegrina, junto con cinco hermanos de San Juan de Dios. El superior de éstos últimos dirigió unas palabras de agradecimiento a todos los fieles, exhortandoles a vivir en la santidad.

El Sr. Obispo, por su parte, en la homilía dejó bien claro que los mártires no son víctimas de guerra, sino testigos de nuestro Señor que han sabido entregar sus vidas hasta las últimas consecuencias por el anuncio del Evangelio.

Además, dirigió unas palabras dedicadas a la vida religiosa. Tras la celebración de la Eucaristía, los asistentes acompañaron al Prelado de Almería en el bar-restaurante de Taberno, para compartir el almuerzo con más de 150 personas del pueblo, entre los cuales estaban una representación del Seminario diocesano San Indalecio, los hermanos de San Juan de Dios, el Sr. Alcalde y el Sr. Delegado para la Causa de los Santos en la diócesis de Almería.

Antes de bendecir la mesa, el Sr. Alcalde dirigió unas palabras de agradecimiento al Sr. Obispo e hizo una reflexión en la que exhortaba a vivir en la tolerancia, la solidaridad y en sincera humanidad, al igual que el beato. También agradeció al Sr. Obispo su visita, con el deseo expreso de que el Prelado considerase Taberno como su casa. Tras esta comida, el Sr. Obispo se despidió de los fieles.

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