El pasado domingo, las calles de La Loma de El Ejido se engalanaron para recibir en procesión a la venerada imagen del Cristo de la Buena Muerte, la cual ha permanecido durante cuatro meses en los talleres del imaginero sevillano Navarro Arteaga para su restauración.
Los fieles devotos siguieron a la comitiva procesional, presidida por el párroco, Manuel Herrerías, hasta llegar al templo parroquial, donde se ofició una oración de acción de gracias por su regreso a esta población del poniente almeriense.
Las actuaciones de restauración se han centrado en recuperar la policromía, gravemente deteriorada por la climatología. El imaginero sevillano, autor de la talla, ha devuelto a la imagen sagrada toda su belleza y esplendor. Para sufragar los gastos, los miembros de la Cofradía han estado durante meses recaudando fondos a través de rifas, donaciones y un largo etcétera para conseguir esta empresa.