La histórica visita de la Virgen del Saliente a los Cerricos de Oria y a Chirivel inunda de vida a la “almería vaciada”

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

«Un regalazo del nuevo obispo»

Cuando el 23 de febrero el nuevo Obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, visitó por primera vez el Santuario Diocesano del Saliente no vino con las manos vacías. Con su característica sonrisa, en el solemne marco de la Biblioteca del Roel, firmó la concesión para que la sagrada imagen de Nuestra Señora de los Desamparados del Buen Retiro del Saliente Coronada pudiera visitar por primera vez Chirivel y Vélez – Rubio. El incalculable valor espiritual de la Pequeñica, hace que cualquier traslado de su imagen deba realizarse en conformidad al Derecho canónico y al Decreto Episcopal de 2005 que regula sus visitas a Albox.  De hecho, en sus tres siglos de historia, la Pequeñica únicamente ha realizado dos visitas extraordinarias. La primera fue a la ciudad de Almería, en 1954, a instancias del Obispo Alfonso Ródenas García. La segunda, en 1987, a Oria por iniciativa del Rector don Antonio Rueda Moreno y concesión del Obispo Manuel Casares Hervás. Era, como resume el Clavario del Santuario, Pedro Manuel López Navarro: «Un regalazo del nuevo Obispo».

Desde ese momento, la maquinaria del Santuario Diocesano del Saliente trabajó con ahínco en perfecta unidad con las parroquias, ayuntamientos e instituciones implicadas. Al hacerse pública la concesión del Obispo, el Párroco velezano, Javier Ruiz Pérez: «Se trataba de un sueño que nos parecía imposible. Desde hace siglos, los hijos de esta tierra han peregrinado en cada momento especial de sus vidas. El amor a la Pequeñica se ha trasmitido de generación en generación. Ella es la Reina de los Vélez».

La sabiduría del corazón de los albojenses

Los duros meses de trabajo, en los que han intervenido gran cantidad de personas e instituciones, dieron su primer fruto el pasado jueves. Desde las diez y media de la noche, mientras el Párroco de Santa María de Albox, Enrique Antonio Cortés Díaz, celebraba la Santa Misa vespertina del Sagrado Corazón, el Roel se llenaba de multitud de peregrinos. Sorprendidos por la desacostumbrada temperatura, pues hacía hasta frío, algunos la interpretaron como una nueva delicadeza de la Pequeñica para premiar sus esfuerzos.

Conforme se aproximaba la media noche se personaron los sacerdotes y las autoridades comarcales, multiplicándose la expectación. El Rector del Santuario, Antonio Jesús María Saldaña Martínez, en su homilía para bendecir a los peregrinos, dijo: «a la par que agradecemos a nuestro Padre y Pastor su paternal regalo de esperanza y alegría, quiero rendir emocionada gratitud a los albojenses por su sabiduría del corazón. Ellos, que habitan en el recinto sacro de su Madre y Patrona, saben que la mejor custodia que pueden hacer es compartirla y pregonar su sagrado nombre».

El entusiasmo se desbordó cuando, por fin, descendió de su camarín la sagrada imagen a los sones del himno de Coronación que interpretó el Coro Parroquial de la Concepción, dirigido por el maestro José Masegosa Chacón. Aurelio Teruel, que se estrenaba como Mayordomo de Andas de la Pequeñica, cerró el fanal que custodia a la sagrada imagen y las campanas de la espadaña proclamaron su salida.

A los Cerricos de Oria, por segunda vez

Alrededor de cinco kilómetros, bajo un manto de estrellas, anduvo la larga comitiva de peregrinos con las andas que portaban a la Pequeñica por la sierra de las Estancias. A pesar de la soledad del paraje, ya que no cuenta con ningún cortijo en las proximidades, se prepararon tres altares distintos para que reposara. En ningún momento cesaron los innumerables cánticos y vítores que son naturales a las salidas de la Pequeñica. Hombres y mujeres de todas las edades, incluso niños, se turnaron para ser los pies de la Virgen del Saliente en esta salida extraordinaria.

El estampido de los cohetes y la irrupción de las andas con la imagen del Apóstol san Bartolomé marcó la llegada a los Cerricos de Oria. Un poco más adelante, cuando los peregrinos alcanzaron la aldea, quedaron deslumbrados. Cada casa y cada palmo de la calle estaba profusamente decorado y, el breve recorrido hasta el templo, señalado con cirios y alfombrado primorosamente. El Párroco, José Rubén Fernández Pelegrina, y el Vicario Parroquial, Theodore Lejeune Nken Nyobe, recibieron a todos y pronunciaron un sentido discurso de bienvenida.

Era la segunda vez, tras la visita de 1987, que la Pequeñica visitaba esta aldea. Su privilegiada cercanía al Santuario, así como su disposición en la ruta, justificaban esta nueva visita. Los aldeanos, invitaron a los peregrinos a chocolate y torta, mientras velaron con sus oraciones a la Pequeñica.

Los Cerricos, un jardín para agasajar a la pequeñica 

Sin apenas descansar unas pocas horas, y tras saludar la salida del sol con el Rosario de la Aurora, la normalmente silenciosa aldea de los Cerricos vivió un viernes lleno de vida y alegría. Como la ocasión lo requería, retornaron sus antiguos habitantes y algunos llegaron hasta de Jerez de la Frontera. Una de las aldeanas, con gran emoción, decía: «esto es lo más grande que nos puede pasar en la vida, que venga a vernos la Virgen del Saliente. ¿Cuándo hemos visto un día igual en los Cerricos, con tanta gente y tanta alegría?».

La música rociera anunció el inicio de la Santa Misa, que presidió el Párroco. Durante la sagrada ceremonia, el Alcalde de Oria, Marcos Reche Galera, ofreció con gran emoción una lámpara votiva con el escudo municipal para que arda perpetuamente en el Santuario y que ha regalado el propio Ayuntamiento. Se bendijo, igualmente, una lápida conmemorativa en el atrio del templo.

La posterior procesión de alabanzas transcurrió por las pintorescas calles de esta aldea, que se transformó en un jardín para agasajar a la Pequeñica. Cada palmo del recorrido ha estado profusamente ornamentado, con miles de flores y colgaduras festivas. La Banda de Música de Fines, los cohetes y los cantos marcaron esta inolvidable procesión. Cada pocos metros, decenas de altares efímeros obligaron a detener la comitiva. También se rezó un responso ante el Cementerio y se hicieron presentes las imágenes patronales de las cortijadas de la Yegua y el Margen.

Y, por fin, la pequeñica pisó tierra velezana

Después de la comida popular, la llegada de los chirivelenses con su Alcalde y Párroco al frente, recordaron a los aldeanos de los Cerricos que había llegado la hora de la despedida. Casi dos horas emplearon en decirle adiós a la Pequeñica, contrastando su pena con la alegría de los velezanos por recibirla. Finalmente, tras una vibrante alocución del Rector del Santuario que destacó la vinculación de la Virgen del Saliente con Oria, reemprendió la marcha.

El entusiasmo creció cuando, por fin, la Pequeñica pisó tierra velezana por primera vez. A la altura del Cantal, las Cuadrillas de Ánimas convirtieron en música la ansiada visita de la Virgen del Saliente a los Vélez. Una música que no se acalló en los casi diez kilómetros restantes y que, unido a la premura de los chirivelenses por hacerse con la sagrada imagen, adelantó su llegada a Chirivel.

Nuevamente el estallido de los fuegos artificiales y el repicar de campanas pregonó su llegada a Chirivel, así como los aplausos que hicieron temblar las bóvedas de la Iglesia Parroquial de san Isidoro. El Párroco, nada más colocarse las andas en el altar mayor, gritó: «la Virgen del Saliente viene a devolvernos las visitas que, durante tres siglos, le hemos estado haciendo nosotros y nuestros padres. Ella es nuestra verdadera Madre». La chocolatada y una fervorosa vigilia ocuparon las horas de sueño que restaban.

Una lámpara con el chirivello para la pequeñica

Los vecinos de la pedanía del Contador, con gran ternura, renovaron las flores de sus andas durante la noche y se las ofrecieron con gran devoción. Por la mañana, con gran fanfarria y ofrendas variadas, llegó la Santa Misa del Inmaculado Corazón. Presidió el Párroco, concelebrando el Rector del Santuario y el sacerdote granadino Tomas Sola. El Coro Parroquial, con gran maestría, interpretó varias canciones que había compuesto para la ocasión.

Llegado el Ofertorio eucarístico, el Alcalde José Torregrosa Mota tomó la palabra y ofreció a la Pequeñica una lámpara votiva de plata para que arda en el Santuario como signo de la devoción del pueblo. En esta ofrenda, aparece esculpido el célebre Chirivello. Se trata de los restos de una escultura del siglo I de nuestra era, encontrada en el yacimiento del Villar y que es el verdadero símbolo de Chirivel.

Muchos fieles presentes en el templo, como confesaban ellos mismos, hacía ya muchos años que residían en otros lugares. Pero, con motivo de la visita de la Pequeñica, regresaron expresamente para acompañarla. Casi todos se acercaron a comulgar y, fue tal el número, que los sacerdotes se vieron precisados a partir las sagradas hostias para que fueran suficientes.

La pequeñica, “alcaldesa” de chirivel por unas horas 

Al salir las andas de la Pequeñica para la procesión de alabanzas, en un bello gesto hecho con el corazón, el Alcalde – que acababa de presentar a la Virgen del Saliente a su hijo Hernán, nacido hace cinco meses – se desprendió de su bastón de mando y lo depositó a sus pies. Embestida con este emblema, que únicamente porta en Albox por ser su Alcaldesa Perpetua desde 1988, paseó por las encantadoras calles de Chirivel con la música de los Auroros de Lorca, la Cuadrilla de Ánimas del Saliente y la Banda Municipal.

La primera parada tuvo lugar en la Residencia Bautista Galera, donde recibió el entrañable cariño de los ancianos que hizo llorar a todos los presentes. Las ancianas incluso se desprendieron de sus humildes pulseras para ofrecérselos a la Virgen del Saliente y, ya que lo hicieron con tanto cariño, se colocaron en sus andas como las más valiosas alhajas.

De manera espontánea, decenas de poetas declamaban sus versos al paso de la Pequeñica. No debo olvidarse que, precisamente de Chirivel, era el poeta Julio Alfredo Egea que escribió la letra del himno de Coronación en 1988. El sofocante calor no impidió el lento discurrir de la procesión, a la que siguió una deliciosa paella bajo los vetustos árboles del paseo de Chirivel.  

Destino: Vélez Rubio…  

Nuevamente las seis de la tarde fue la hora fatídica de la despedida, aunque los habitantes de Chirivel mostraron un sincero agradecimiento por recibir la visita de la Pequeñica. Con mayor temperatura que en las anteriores jornadas, se partió de Chirivel en dirección a Vélez – Rubio. A este pueblo llega en la madrugada del domingo. Las carrozas y altares que van recibiéndola, hacen suponer que los velezanos le tributarán un recibimiento excepcional.

En estos días, al paso de la Virgen del Saliente, la “Almería vaciada” va llenándose de una alegría y una vida que solo la fe puede otorgarle.

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