INFOXICACIÓN, por Jesús Martín Gómez

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

¿Estrés?, ¿desmotivación?, ¿ansiedad?, ¿mayor tolerancia al error?, ¿incapacidad para tomar decisiones?, ¿confusión?… no quiero alarmarle, pero puede que esté usted sufriendo “Infoxicación” o “Infobesidad”. Estos son dos de los nombres que recibe el síndrome de sobrecarga informativa. Una situación en la que somos incapaces de procesar toda la información que recibimos. El exceso de notificaciones e información provoca en nosotros la indolencia ante todo cuanto nos rodea, ante la vida propia y ajena, la incapacidad para saber interpretar la realidad o incluso preguntarse por ella.  Se trata del deseo continuamente insatisfecho a pesar de las posibilidades infinitas.

Basta con que los de la vieja escuela, millenials nos llaman, nos situemos ante un grupo de adolescentes, zoomers, e intentemos remover algo sus entrañas. Siempre había pensado que la juventud era la que se cuestionaba y ponía en duda, la que tenía su corazón abierto a cuanto le rodeaba, a los grandes ideales. Sin embargo, lo único que recibiremos será una bofetada de indiferencia. Intentar enseñar filosofía o religión se ha vuelto un deporte de riesgo, por los cabezazos que termina dándose uno contra la pared. Quizá sea el momento de convertirnos en inútiles, no intentar aportar nada más que nuestras propias personas, sin ninguna información, es el momento de los testigos mudos pero presentes. En un tiempo en que todo está lleno de noticias e información que no producen impacto, por vacías; o que incluso hastían, el evangelio no ha dejado de ser buena noticia, pero ¿cómo transmitirla?

Ojalá tuviéramos la respuesta certera. Lo que parece cierto es que es imposible hacerlo poniendo nuestra fe en los medios en lugar de en el mensaje. De hecho, lo que comprobamos es que los medios nos alejan, que la voracidad informativa nos vuelve indolentes, fríos, consumistas y egoístas. El evangelio se convierte en un producto más y se pierde la relación, lo personal. Comprobamos cómo muchas buenas iniciativas de evangelización digital fracasan porque la creación de contenido las vuelve absurdas, las devora. Sin embargo, el evangelio es para la lucha cuerpo a cuerpo. Se trata de la Encarnación, lo demás es, querer saber más que Dios, el viejo pecado que siempre vuelve.

Jesús Martín Gómez

Párroco de Vera

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