Como cada año, la diócesis de Almería celebra a su patrón, el Varón apostólico San Indalecio. Pero sin duda, esta ocasión se revistió de mayor solemnidad al ser celebrada por Mons. González Montes en el Rito Hispano-Mozárabe que se remonta a los siglos V-VII de nuestra era. Ésta era la primera vez que se celebraba en nuestra diócesis de esta forma.
Autoridades civiles y militares, Hermandades y Cofradías de la capital y un buen grupo de sacerdotes y fieles participaron en la ceremonia cantada por la Schola Cantorum del Seminario conciliar a través de un libreto editado para esta Fiesta litúrgica que permite el seguimiento y participación sin dificultad a los fieles de la misa completa, así como en libro de altar para uso del Obispo y presbíteros que concelebren.
San Indalecio, Mártir Pontífice
La acción evangelizadora de San Indalecio, Obispo fundador de la Iglesia de Urci (la Pechina actual), trasladada más tarde a la ciudad de Almería, habría transcurrido según la tradición en la segunda mitad del siglo I, pero no deja de esta elaborada de elementos legendarios. Es el pasionarium hispánico del siglo VIII, donde se recogen las actas de la Pasio de los siete Varones Apostólicos (Torcuato, Tesifonte, Hesiquio, Indalecio, Segundo, Eufrasio y Cecilio).
San Indalecio, por tanto, es uno de los Varones apostólicos, discípulos reunidos por Santiago en su corta predicación hispana. Su cuerpo fue trasladado en el siglo XI desde la ciudad de Pechina, que el santo eligió para su enterramiento, hasta el Monasterio de San Juan de la Peña (Huesca).
El Rito Hispano Mozárabe, patrimonio de la Iglesia
El Rito hispano-mozárabe es uno de los ritos litúrgicos antiguos, que se fueron configurando en el Occidente Cristiano. El Rito hispano se consolidó desde el siglo V al siglo VII en la península ibérica. A partir del siglo XI, el rito hispano fue progresivamente desplazado por la introducción del rito romano que llevaron a cabo los benedictinos del noroeste peninsular.
Recuperado el rito hispano parcialmente, para su celebración en las comunidades parroquiales de Toledo donde pervivía, también se estableció en otros lugares de España. A finales del Siglo XX, el Cardenal Marcelo González, arzobispo de Toledo, acometió la revisión del Rito, conforme a los criterios establecidos por el II Concilio del Vaticano.
Es otorgada a los obispos la facultad de autorizar la celebración en determinadas ocasiones, como en este caso se ha decidido para San Indalecio.
