A las 11 horas, el Prelado presidió la Eucaristía del Espíritu Santo en la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de La Encarnación y, al finalizar, comenzó el acto académico en el Auditorio «Juan Pablo II».
El 26 de septiembre el Obispo diocesano, monseñor Adolfo González Montes, presidió los actos con los que se declaraba oficialmente el inicio del Curso Pastoral 2011/12 en la diócesis de Almería.
A las 11 horas, el Prelado presidió la Eucaristía del Espíritu Santo en la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de La Encarnación y, al finalizar, comenzó el acto académico en el Auditorio “Juan Pablo II”, junto a la Plaza de la Catedral, a cargo del Muy Ilustre Sr. D. Victoriano Montoya Villegas, Canónigo de la S. A. I. Catedral de la Encarnación de Almería, Adjunto al Prefecto de Liturgia y Maestro de Ceremonias, Archivero diocesano y Bibliotecario del Seminario Conciliar San Indalecio. La conferencia, del también párroco de Gádor, trató el «Acercamiento crítico a la evolución de la búsqueda del `Jesús histórico’ según J. Ratzinger».
Curia diocesana (Vicarios, Delegados, Directores de Secretariados y oficiales); Cabildo de canónigos de la S.A.I. Catedral de la Encarnación; arciprestes y párrocos de la Ciudad asistieron a esta apertura de curso, junto los demás sacerdotes de la diócesis, religiosos/as, miembros de los Consejos diocesanos de Pastoral y Laicos; Foro de Laicos y fieles cristianos laicos en general.
Este año la ceremonia tuvo un relieve especial con la invitación a los profesores de Enseñanza de la Religión y Moral Católica, a quienes al final de la Eucaristía se les entregó “la missio canónica” que les capacita y les compromete para enseñar en nombre de la Iglesia.
La apertura del curso pastoral diocesana supone poner la acción pastoral bajo el amparo del Espíritu Santo, expresando en la comunión eclesial en torno al sacramento de la Eucaristía, presidida por el Obispo sucesor de los Apóstoles. Asimismo exige el compromiso de sentir con la Iglesia, de modo especial, en el desarrollo del Plan Pastoral diocesano. La presencia del profesorado católico, compromete a todos en la tarea de la transmisión de la fe y en la ineludible necesidad de avivar el diálogo de la fe con la cultura y el hombre de Dios.
