EL BEATO VIRGITANO JOSÉ LARA GARZÓN YA TIENE NUEVA IMAGEN

Diócesis de Almería
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Dibujo a pastel del artista virgitano Miguel Carmona Montes

El pasado sábado 25 de marzo, la comunidad de Berja celebró la presentación de una nueva imagen del Beato mártir José Lara Garzón. El retrato, realizado a pastel por el reconocido artista virgitano Miguel Carmona Montes, fue bendecido por el Obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero.

La obra, que captura la esencia y devoción del Beato José Lara Garzón, ha sido colocada en el templo de la Iglesia de la Anunciación, donde estará disponible para la veneración de los fieles. Este nuevo cuadro se ha convertido rápidamente en un símbolo de orgullo para la comunidad cristiana de Berja, honrando la memoria y el sacrificio del beato y compañeros durante la Guerra Civil Española.

Es importante recordar y venerar a aquellos que han dado su vida por su fe, como el Beato José Lara Garzón, un ejemplo de fortaleza espiritual y dedicación religiosa. La presentación del retrato no solo enriquece el patrimonio de la iglesia, sino que también refuerza el vínculo espiritual de Berja con su historia y sus mártires.

La comunidad virgitana se mostró profundamente emocionada y agradecida, viendo en esta nueva imagen una fuente de inspiración y renovación de su fe. El retrato del Beato José Lara Garzón será, sin duda, un punto de referencia para todos aquellos que buscan consuelo y fortaleza en su legado.


Beato José Lara Garzón (Montefrío, 26 de noviembre de 1875 – Tabernas, 31 de agosto de 1936)

Nació en esta bella villa granadina y recibió las aguas bautismales en su Iglesia Parroquial de la Encarnación. Estudió en el Seminario de Granada y fue ordenado presbítero el veintitrés de diciembre de 1899 en la Catedral de Granada.

El uno de mayo de 1902 tomó posesión de la Parroquia de san Isidro de Alcaudique y de la Coadjutoría de Berja, a las que dedicó más de tres décadas de su ministerio. Presbítero celoso de su ministerio, a la muerte de su cuñado tuvo que mantener a su familia. Su sobrino don Pedro recordaba que: «Se había echado la responsabilidad de sacarnos adelante a mis hermanos y a mis primos, haciéndose cargo de nuestro comercio. Con los pobres era generoso y los atendía en sus necesidades con verdadera alegría y caridad cristiana. No le importaba la hora a la que llamaran a su puerta para socorrerlos».

No tardaron en amenazarlo al comenzar la Persecución Religiosa, como narra su sobrino: «Lo llevaron al cementerio de Berja con ánimo de matarle allí mismo, y le propusieron que si pisoteaba el crucifijo, le perdonaban la vida, pero él no claudicó. Ante sus enemigos no mostró rencor. Durante cuatro días, antes de ser apresado, repetía en voz alta la misma frase: “Señor, perdona a los que me van a matar”».

A sus sesenta años, el veintiocho de julio de 1936, marchó a Almería para pedir clemencia al Gobernador Civil. Trataba así de seguir trabajando por su familia pero, al enterarse de su condición presbiteral, lo mandó directamente a prisión y en menos de tres meses al martirio.

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