Ceremonia del Descendimiento de la imagen del Cristo de La Laguna.
La Laguna ha vivido hoy, lunes 9 de septiembre, una de sus ceremonias más significativas: el Descendimiento de la imagen del Cristo, que tuvo lugar tras la celebración de la eucaristía presidida por el obispo, Bernardo Álvarez. En dicha misa también estuvieron presentes, entre otros, el rector del Santuario del Cristo, Carlos González Quintero, el alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo y el Esclavo Mayor, Carlos Pérez Godiño.
«La muerte de Cristo no fue inútil, sino que produjo frutos como el perdón, la santificación y la comunión con Dios» –empezó indicando el obispo en su homilía. «Esta celebración anual nos sitúa en la misma perspectiva que hace 2000 años. Cristo superó la tentación cuando sus enemigos le pedían un milagro para que se librara de la cruz. Se equivocaron. La prueba de que Cristo venció la cruz la tenemos nosotros aquí hoy, puesto que seguimos a un Cristo vivo, no muerto.»
El prelado continuó señalando que la gente que vivió alrededor de Jesús se preguntaba: «¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen?» y otros, los que veían mal lo que Jesús hacía y decía, empezaron a minar su fama. «¿Quién dice la gente que soy yo? Es una pregunta que podríamos responder también hoy. Un revolucionario, un líder, el primer comunista, etc. Sin embargo, a Jesús no le importa lo que la gente opine, sino lo que decimos de él quienes le seguimos.»
Refiriéndose al Evangelio, monseñor Álvarez expresó que lo que sorprende es que Jesús les prohíba a los discípulos que digan a los demás quién es él. «Lo que esperaba Israel era un súper hombre que los salvara con el poder de la fuerza. Pero Jesús se muestra como esclavo de Dios. El Señor ha cumplido la promesa de la redención, no aplastando a los enemigos, sino dando la vida, incluso, por ellos.» El obispo indicó que cuesta entender eso de «quien quiera salvar su vida la perderá». «En definitiva, el camino que quiere indicar Cristo para la salvación es el que evita el egoísmo. Nos salvamos si conducimos nuestra vida por el camino del amor, dándonos a los demás.» El prelado finalizó con un deseo. «Ojalá sintamos la llamada a la conversión de Cristo en estas fiestas.»
Tras la homilía, se bendijeron e impusieron las medallas a los nuevos esclavos, 8 en total. Tras la bendición final, se procedió al tan esperado momento del descendimiento del Cristo. Este año los encargados de bajar de la Cruz a la venerada imagen fueron los sacerdotes: Jesús Manuel Gil, Esteban Vera, Juan Francisco Lugo y Jesús Daniel González.
La celebración concluyó con el tradicional acto del besapié, momento en el que empezaron a escuchar los cañonazos y fuegos artificiales. La procesión del traslado del Cristo hasta la parroquia de La Concepción tendrá lugar esta tarde, a las 18:30 horas.